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spanish.china.org.cn | 15. 04. 2015 | Editor: Claudia Leng | [A A A] |
IV. Apariencia engañosa
de la “paz” y la “no violencia”
Desde hace muchos años, al vender como buhonero el “camino intermedio”, la camarilla del Dalai siempre se ha valido de la “paz”, la “no violencia” y otros términos similares para describirse a sí misma, cubriendo la esencia de su violencia y fuerzas armadas, creando una apariencia engañosa “caritativa” para engañar y obtener la simpatía y respaldo de la comunidad internacional. No obstante, detrás de estos términos llenos de ternura como “paz” y “no violencia”, la gente puede descubrir, sin dificultad, que desde el desencadenamiento de la rebelión armada en 1959, la camarilla del Dalai XIV siempre ha usado simultáneamente la violencia y la “no violencia”, en nombre de la “no violencia” practica la realidad de la violencia. La “paz” y la “no violencia” no son más que una tapadera de la camarilla del Dalai XIV para adquirir fama engañando al público. Ellos nunca han abandonado la violencia en la promoción de la “independencia del Tíbet”.
–La camarilla del Dalai XIV nunca ha abandonado la violencia en sus esfuerzos por alcanzar el objetivo político de la “independencia del Tíbet”
En 1959, la camarilla del Dalai XIV desató una rebelión armada a gran escala atacando por sorpresa al personal del Gobierno Central acreditado en el Tíbet. Esta rebelión se convirtió en una cruel matanza a los compatriotas de etnia tibetana que apoyaban la reforma democrática. El Dalai XIV no solo estaba al tanto de la situación sino que estimuló con claridad a la rebelión. En su Autobiografía, el Dalai XIV describe lo siguiente: “Ellos están armados, incluso mi cocinero privado tenía sobre sus hombros un proyectil y munición. Mi cocinero es un joven adiestrado por la CÍA norteamericana.” Tras escapar a la India, el Dalai XIV reorganizó unidades de fuerzas armadas con intención de “regresar al Tíbet atacando”. En 1960, la camarilla del Dalai XIV reorganizó, en Mustang, norte de Nepal, el Sishui Liugang Weijiaojun o literalmente “Ejército Defensor de la Religión de Cuatro Aguas (Ríos Jinsha, Lancang, Nujiang y Yarlung) y Seis Fortalezas (Tsawagang, Mazegang, Mangkanggang, Minyagrabsgang, Selmogang y Tshedgung-gang)”. En 1962, la camarilla del Dalai XIV, con el apoyo de las fuerzas exteriores, organizó las “Unidades Especiales Fronterizas India-Tíbet” con tibetanos exiliados como elementos principales. En el período 1961-1965, la camarilla del Dalai XIV cruzó clandestinamente la frontera en 204 ocasiones, atacando sorpresiva y frenéticamente al Ejército de Defensa Fronteriza y a las personas civiles de la región fronteriza de China.
La camarilla del Dalai XIV se ganó el apoyo armado de Estados Unidos. Los datos de archivos norteamericanos abiertos demuestran que en vísperas de la liberación pacífica del Tíbet en 1951, la camarilla del Dalai XIV estableció contactos con el Gobierno estadounidense. Durante la rebelión armada en el Tíbet, la CÍA estadounidense no solo envió espías del servicio secreto para ayudar al Dalai XIV en su huida, sino que adiestró especialmente a elementos armados dedicados a actividades de la “independencia del Tíbet” lanzando desde aviones una gran cantidad de equipos armados. El 8 de junio de 2012, el periódico alemán Süddeutsche Zeitung publicó un comentario titulado “Apariencia sagrada”: “el conocimiento sobre las actividades de la CÍA en el Tíbet por el Dalai Lama, personaje representativo del pacifismo puro, muy posiblemente, es mucho más cuantioso que lo que él mismo reconoce hasta los momentos actuales. Hoy en día, la enorme sombra cae sobre la cabeza de este rey divino”. El comentario señala que las relaciones directas entre el Dalai XIV y la CÍA “están totalmente en desacuerdo con su identidad de autoridad moral suprema”.
A finales de la década de 1970, a medida que cambiaba la situación internacional, la camarilla del Dalai XIV fue perdiendo la simpatía al practicar abiertamente la violencia, obligada por la situación, empezó a valerse de dos tácticas: por un lado, producir incidentes violentos en serie para ejercer presión al Gobierno Central; por otro, pregonar la “no violencia”, a fin de engañar al mundo y encubrir sus actos violentos. Instigados y planificados por la camarilla del Dalai XIV, en la década de 1980, tuvieron lugar sucesivamente incidentes violentos en el Tíbet. El 21 de septiembre de 1987, el Dalai XIV pronunció un discurso en el Congreso estadounidense, pregonando el pensamiento de la “independencia del Tíbet”. El 27 de septiembre del mismo año, un grupo de matones gritaron consignas secesionistas en la plaza del monasterio Jokhang, Lhasa, cercando y atacando a la policía e hiriendo a muchas personas. El primero de octubre del mismo año, un grupo de matones saquearon y destruyeron la oficina de la policía en Barkor, quemaron 7 carros e hirieron a varias decenas de policías. Ellos declararon: “El Dalai Lama procura la independencia del Tíbet. Todos debemos seguirlo en la actuación. Destruiremos las casas de quienes no apoyen las manifestaciones”. El 5 de marzo de 1988, durante la convocatoria del Acto del Dharma de Gran Oración en Lhasa, un grupo de matones arremetieron a órganos del Partido y Gobierno y oficinas de policía de seguridad pública en el monasterio Jokhang, Barkor y otros lugares, golpeando e incendiando vehículos motorizados, tiendas, etc. causando 299 muertos y heridos entre policías y civiles. Del 5 al 7 de marzo de 1989, surgieron nuevamente en Lhasa disturbios. Los matones atacaron por sorpresa con armas de fuego a la policía, causando la muerte a un policía e hiriendo a 40 policías; 107 firmas comerciales, 24 órganos gubernamen-tales, escuelas primarias y comités de vecinos fueron arruinados. El 11 de marzo de 1992, nueve elementos de la “independencia del Tíbet” atacaron por sorpresa con una bomba napalm la Embajada de China en la India.
El incidente violento más grave sucedió el 14 de marzo de 2008. Ese día, una multitud de matones con piedras, cuchillos, palos y otros objetos como arma, golpearon, saquearon y provocaron incendios contra los inocentes caminantes, vehículos motorizados, tiendas, bancos, sitios de operación de telecomu-nicación y órganos gubernamentales en el área urbana central de Lhasa, el orden social de la localidad fue seriamente saboteado, causando grandes pérdidas a la vida y bienes de las masas populares. En el incidente, los matones prendieron fuego a más de 300 sitios, 908 tiendas comerciales, siete escuelas, 120 casas civiles y cinco hospitales de Lhasa fueron dañados, destruyeron 10 sitios financieros, convirtieron al menos 20 construcciones en ruinas por los incendios, 84 vehículos fueron destruidos, 18 civiles inocentes fueron quemados vivos o asesinados a machetazos; 382 civiles resultaron heridos, 58 de ellos gravemente heridos. Los hechos demuestran que el incidente del 14 de marzo fue meticulosamente planificado e instigado por la camarilla del Dalai XIV. Después del incidente, el Dalai XIV emitió a través de su secretaría privada una declaración embelleciendo al incidente violento como “protesta pacífica”. El 16 de marzo, en un reportaje de un corresponsal de la cadena británica BBC, expresó: “Respetaré los deseos de los tibetanos cuando hagan cualquier cosa en cualquier momento, y no les pediré detenerse”. Mientras tanto, el Congreso de la Juventud Tibetana, profundamente influido por el Dalai, aprobó una resolución “Organizar inmediatamente guerrillas para entrar en el Tíbet donde desplegar la lucha armada”. Un cabecilla de dicho “Congreso” declaró que para conseguir una victoria completa ya estaba dispuesto a sacrificar por lo menos a 100 tibetanos.