Estimados diputados:
El 12 de mayo del año pasado, en nuestro país ocurrió el enorme terremoto de Wenchuan, que estremeció al mundo. Bajo la firme dirección del Comité Central del Partido y el Consejo de Estado, el pueblo de las diversas etnias del país, y en particular la población de las zonas afectadas, se unió con una sola voluntad para formar una muralla de defensa inexpugnable, y los soldados hijos del pueblo, en desafío a la muerte, se abalanzaron a la carga antes que nadie, desplegando toda China la lucha antisísmica con mayor rapidez de ayuda, mayor amplitud de movilización y mayor inversión de fuerzas que se haya conocido en la historia de nuestro país. Al persistir en colocar la salvación de vidas humanas en primer plano, rescatamos de las ruinas a 84.000 personas con vida. Reparamos con celeridad las instalaciones de infraestructura y dimos tratamiento con decisión al lago de barrera de Tangjiashan, formado en el sismo, evitando que se produjeran desastres secundarios graves, y nos dedicamos de lleno al trabajo antiepidémico, consiguiendo evitar pandemias tras esta enorme calamidad natural. La hacienda central, además de asignar 38.400 millones de yuanes destinados al rescate frente al desastre y 74.000 millones de yuanes en concepto de fondos de restauración, dio a luz enseguida una serie de políticas y medidas de apoyo a las zonas damnificadas. Se emprendió activamente el apoyo correspondiente a los sitios afectados por el sismo. Los diversos círculos sociales pugnaron por donar dinero y materiales; los numerosos compatriotas de Hong Kong, Macao y Taiwan, así como los chinos de ultramar y residentes de ascendencia china en el extranjero, hicieron demostración de su amor, y la comunidad internacional tendió sus manos de ayuda, lo cual convergió entre todos en una fuerza majestuosa de resistencia al desastre con voluntades y esfuerzos concertados. En esta arduísima lucha antisísmica surgió un sinnúmero de hazañas heroicas que conmueven a canto y lágrimas y hasta al Cielo y la Tierra, poniendo plenamente de relieve el gran espíritu nacional de tenacidad y autosuperación del pueblo chino y escribiendo un grandioso capítulo más sublime que las montañas.
Los éxitos registrados en el año transcurrido no han sido nada fáciles de conseguir. Son resultado del dominio de la situación en su conjunto y la acertada dirección del Comité Central del Partido, con el camarada Hu Jintao como secretario general, y también de la dedicación con una sola voluntad y lucha unida de todo el Partido, todo el ejército y el pueblo de las diversas etnias del país. Aquí quisiera decir, en nombre del Consejo de Estado: ¡gracias de corazón al pueblo de todas las etnias, los partidos democráticos, las organizaciones populares y las personalidades de los diversos círculos sociales del país!, ¡gracias de corazón a los compatriotas de las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao, los compatriotas de Taiwan y los chinos residentes en el extranjero!, ¡gracias de corazón a los gobiernos de diversos países, las organizaciones internacionales y los amigos de otras naciones que están interesados en la modernización de China y le brindan apoyo!
Al afirmar los éxitos alcanzados, debemos ser conscientes de que encaramos aprietos y desafíos nunca antes conocidos. Primero, la crisis financiera internacional se sigue extendiendo y aún no ha tocado su fondo. Continúa encogiéndose la demanda en el mercado internacional, se ha vuelto notoria la propensión a una deflación global y ha repuntado el proteccionismo comercial, el entorno económico exterior se ha hecho más severo y han aumentado visiblemente los factores de incertidumbre. Segundo, bajo la incidencia de la crisis financiera internacional, la desaceleración continua del crecimiento económico ha llegado a ser la principal contradicción que afecta a la situación en su conjunto. En algunas ramas resulta excedente su capacidad productiva, una parte de las empresas se encuentran con dificultades en su gestión, la situación del empleo es muy seria, se han multiplicado los factores de reducción de ingresos fiscales y de incremento de gastos, y crecen las dificultades para el desarrollo estable de la agricultura y para un continuo aumento de los ingresos del campesinado. Tercero, subsisten las contradicciones de índole institucional y estructural que han restringido durante largo tiempo el sano desarrollo de nuestra economía, y algunas permanecen todavía bastante relevantes. Es insuficiente la demanda de consumo, el sector terciario lleva un desarrollo retrasado, la capacidad de innovación autónoma está poco fuerte, se insumen en gran margen energía y recursos, es de peso la contaminación medioambiental y sigue ensanchándose la disparidad en el desarrollo entre la ciudad y el campo y entre las regiones. Cuarto, no se ha dado alivio definitivo a los problemas que atañen a los intereses vitales de las masas populares, y aguardan urgente resolución muchos de ellos en terrenos como seguridad social, educación, asistencia médica, distribución de ingresos y orden público. Quinto, el orden del mercado padece de irreglamentación, la supervisión y control del mercado y la aplicación de la ley no se han llevado a la práctica como es debido, ni se ha establecido por completo el sistema de credibilidad social. La aparición sucesiva de incidentes por falta de seguridad alimentaria y de accidentes graves o de extrema magnitud por carencia de seguridad en la producción ha causado a las masas populares gran pérdida de vidas y propiedades, dando lecciones muy hondas.
Hemos de conocer profundamente lo seria y complicada que es la situación económica internacional y nacional, concienciarnos más de las posibles crisis y adversidades, valernos a plenitud de las condiciones favorables para afrontar activamente los desafíos de toda índole y esforzarnos por cumplir como es debido las diversas tareas, sin defraudar en absoluto la esperanza y los importantes cometidos del pueblo.