Después de un día de disturbios que mataron a 10 personas el viernes, Lhasa, capital de la Región Autónoma de Tibet de China no reportó incidentes de violencia en la ciudad.
Un funcionario del gobierno tibetano dijo que hubo suficiente evidencia para demostrar que el sabotaje fue "organizado, premeditado y planeado" por la camarilla del Dalai.El motín del viernes interrumpió 18 años de tranquilidad en la ciudad.
El sábado, se impuso control de tráfico en las calles principales, dejando pocos automóviles rodando por las calles.La mayoría de las tiendas de la ciudad se mantuvieron cerradas. En áreas del centro, unas 100 tiendas fueron vandalizadas y saqueadas.
El suministro de electricidad fue restaurado en distritos a lo largo de la Vía Duosenge, el área más afectada por la violencia en el centro. Sin embargo, el servicio telefónico local no ha podido ser restaurado hasta el momento porque la infraestructura de las comunicaciones fue destruida en la violencia.
En Lhasa se vieron a muchos amotinados cargando mochilas llenas de piedras y botellas con líquidos inflamables, algunos blandían barras de hierro, palos y largos cuchillos, señales de que la muchedumbre venía muy bien preparada para causar daños.
Entre los muertos se contaron dos empleados de hotel y dos propietarios de tiendas. Un funcionario del gobierno regional dijo que las víctimas son todas civiles inocentes. No se han reportado bajas entre extranjeros.
La policía armada en Lhasa rescató a más de 580 personas, incluyendo tres turistas japoneses, así como estudiantes y maestros de una escuela primaria y una de enseñanza media.
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