En septiembre de 1965 se estableció
oficialmente la región autónoma del Tíbet, con órganos autonómicos
instituidos para ejercer los derechos de autonomía de administrar
su propia localidad y los asuntos internos de sus etnias. En 1984
el Estado promulgó y puso en vigor la Ley de la República Popular
China sobre la Autonomía Étnica Regional, la cual da por sentado el
sistema de autonomía étnica regional como un sistema político
fundamental del Estado y contiene una serie completa de
estipulaciones sobre los derechos autonómicos de las localidades de
autonomía de las etnias minoritarias en los campos de la política,
la economía y la cultura y sobre sus relaciones con el Gobierno
Central, proporcionando así una garantía legal eficaz al pueblo
tibetano en el pleno ejercicio de sus derechos autonómicos.
De acuerdo con la Constitución y la
Ley sobre la Autonomía Étnica Regional, el Tíbet goza de un amplio
poder autonómico, el cual comprende la legislación, el empleo de la
lengua tibetana, la administración del personal, la administración
y explotación de los recursos naturales y otros asuntos. Bajo la
dirección del Gobierno Central, el pueblo tibetano, en condición de
dueño de su propio destino, participa activamente en la
administración de los asuntos estatales y locales, ejerce
plenamente los derechos autonómicos conferidos por la Constitución
y la ley y se dedica a la modernización de la región, realizando
así el desarrollo del Tíbet a saltos.
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