7. Impulsar la autoconstrucción del gobierno para mejorar su capacidad de conducir el desarrollo económico y social en su conjunto
En el año transcurrido, la reforma y la construcción propias del gobierno, si bien han obtenido nuevos éxitos, aún guardan una distancia nada desdeñable respecto de las expectativas del pueblo. Pues todavía no se ha llevado a buen efecto el cambio de las funciones gubernamentales, resta por aumentar su eficiencia administrativa, y permanecen bastante destacadas las manifestaciones de formalismo y burocratismo y relativamente grave el fenómeno de corrupción en algunos sitios, departamentos y terrenos. Todos estos problemas requieren ingentes esfuerzos para su solución. Hemos de intensificar la autoconstrucción del gobierno, actuando estrechamente en torno al interés global de asegurar el crecimiento económico, la vida del pueblo y la estabilidad social.
Hay que persistir en ejercer la administración conforme a la ley. Vamos a reglamentar la conducta administrativa, para lograr que este ejercicio se realice en forma legal y razonable, con procedimientos legítimos, alta eficiencia y facilidades al pueblo, honradez y credibilidad, y unificación entre atribuciones y responsabilidades. Se aplicará a fondo la Ley de Permiso Administrativo y se continuará impulsando la reforma del sistema de examen y aprobación administrativos, y se reducirán los asuntos sometidos a permiso, examen y aprobación administrativos, sobre todo los proyectos de inversión objeto de examen y aprobación y los proyectos sometidos a la verificación y ratificación, estableciendo así la posición de la empresa como sujeto de inversión. Es imperativo impulsar la competencia leal, eliminar el bloqueo interregional, romper el monopolio sectorial, organizar y movilizar los diversos recursos sociales, con miras a promover el incremento económico. Con el cumplimiento cabal y correcto de las funciones gubernamentales, se creará un buen entorno de desarrollo, y se fortalecerá la confianza de las empresas por invertir, la de la sociedad por consumir y la de las masas populares en el desarrollo del país.
Hay que poner en práctica la toma de decisiones a modo científico y democrático. En toda toma de decisiones, el procedimiento tiene que llevarse a cabo según la ley y la reglamentación establecida, el proceso ser democrático y abierto, y los resultados, científicos y justos. Tanto en la configuración de las decisiones importantes como en su aplicación, el gobierno tiene que fortalecer su investigación y estudio, lograr familiarizarse con la situación del pueblo, escuchar su opinión, reunir su sabiduría y respetar las leyes objetivas, con miras a elevar el nivel de la toma de decisiones en cuanto a previsión, cientificidad y eficientización se refiere. Es imperativo propulsar la información pública de los asuntos gubernamentales para aumentar su transparencia, y hemos de garantizar a las masas populares sus derechos a la información, participación, expresión y supervisión, haciéndoles saber qué está pensando y qué está haciendo el gobierno, para obtener así su plena comprensión, amplio apoyo y activa participación. En el año actual, debido a que son enormes las inversiones gubernamentales y numerosos los nuevos proyectos a realizar, es indispensable asegurar el buen cumplimiento de la supervisión y control al respecto, no se permite en absoluto emprender “obras de imagen” que malgasten recursos humanos y materiales y “proyectos a modo de exhibición de méritos administrativos” que se aparten de la realidad, ni se tolera de ningún modo que, en busca de intereses propios de entidades o individuos se aprovechen de la oportunidad de la ampliación de la inversión para fines públicos. Los gobiernos de las distintas instancias tienen que someterse conscientemente a la supervisión de las asambleas populares y al control democrático de la Conferencia Consultiva Política; se impone potenciar la supervisión especial, como son la inspección y la auditoría, y dar suma importancia a la supervisión de parte de las masas populares, la prensa y la opinión pública, de suerte que la supervisión se aplique allí donde operen los poderes administrativos, y la auditoría llegue allí donde se haga uso de fondos fiscales.
Tenemos que cambiar efectivamente el estilo de trabajo. Los gobiernos de todas las instancias deben aplicar con firmeza las decisiones y disposiciones de la dirección central y, en estrecha combinación con la realidad, desarrollar el trabajo de manera creadora, a fin de implementar en efecto las diversas políticas de la propia dirección y lograr resultados reales. Los cuadros dirigentes tienen que profundizar en la investigación y estudio para descubrir problemas y solucionarlos a tiempo, así como vincularse íntimamente con las masas, preocuparse por sus penalidades, escuchar atentos su voz, y liberarlas de sus inquietudes y resolver sus dificultades. Y los trabajadores gubernamentales, mantenerse siempre imbuidos de un elevado espíritu de superación y llenos de pujanza, y, junto con las grandes masas populares, avanzar contra las dificultades, abrirse paso adelante y luchar con tenacidad, a fin de sobreponerse en común a los tiempos difíciles.
Se ha de intensificar la moralización administrativa y la lucha contra la corrupción. Hay que, tomando la normalización de sistemas y el condicionamiento de poderes como núcleo y teniendo en cuenta los terrenos y eslabones donde el fenómeno de corrupción se produce con facilidad y alta incidencia, ocuparse de su prevención y eliminación en los orígenes mismos. Es indispensable investigar y sancionar resueltamente los casos de corrupción y castigar según la ley a los elementos corruptos. Debemos ser diligentes en el cumplimiento de nuestras atribuciones y construir con nuestras acciones prácticas y logros en el trabajo un gobierno dedicado al pueblo, pragmático, limpio y altamente eficiente que las masas populares consideren confiable y del que se sientan satisfechas.