Los hechos violentos acontecidos en la capital del Tíbet no deben ser tergiversados en los reportajes de algunos medios de comunicación occidentales.
En las acciones violentas que estallaron el pasado día 14 de marzo en la capital de la región autónoma del Tíbet (suroeste de China), un total de 19 personas, incluido a un policía, perdieron la vida, mientras que otras 624 resultaron heridas, incluyendo a 242 agentes policiales.
Los datos oficiales revelaron que los alborotadores provocaron más de 300 focos de incendios, la mayoría en viviendas privadas, almacenes y escuelas, además de quemar vehículos y dañar instalaciones públicas.
Sin embargo, algunos medios de comunicación occidentales ignoraron los hechos y presentaron informaciones distorsionadas durante más de diez días. Se difundieron noticias sobre las " medidas represivas" y la "tiranía" del gobierno chino contra los tibetanos, así como las sospechas sobre el empeoramiento de la situación del Tíbet en numerosos periódicos, radios y páginas web de noticias.
Algunos portales de internet occidentales publicaron una foto en la que se afirmaba: "Las tropas chinas hacen desfilar a los presos tibetanos esposados en los camiones", mientras que la imagen mostraba a policías indios arrastrando a una persona.
En otras páginas web occidentales apareció una foto recortada de los camiones militares chinos, suprimiendo la mitad en que se veía a los alborotadores tirar piedras a los vehículos.
También publicaron una foto donde se mostraba un enfrentamiento entre agentes policiales nepalíes y tibetanos en Kathmandú, pero se afirmaba que los agentes de la policía eran de China.
Estos medios de comunicación, que intentaban actuar como árbitros morales, hicieron caso omiso al desarrollo económico, social y cultural del Tíbet y a los esfuerzos del gobierno chino por mantener el orden en Lhasa, además de acusar en repetidas ocasiones al gobierno chino de "privar al pueblo tibetano de libertad religiosa " y "perpetrar un genocidio cultural en el Tíbet".
Estos medios relacionaron los alborotos con el registro de los derechos humanos del país asiático y los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, y decidieron boicotear la próxima competición internacional.
Frente a estos reportajes deshonestos y que deforman los hechos, el pueblo chino no puede menos que preguntar:
¿Entienden realmente la historia y la cultura del Tíbet? ¿Entienden cuánto aprecia el pubelo tibetano la actual situación de convivencia armoniosa entre las diferentes etnias, el crecimiento económico, desarrollo social y prosperidad cultural del Tíbet?
¿Entienden las expectativas del pueblo chino sobre los Juegos Olímpicos de Beijing y su voluntad sincera de compartir este magnífico evento deportivo con el resto del mundo?
¿Han cumplido con los que denominan principios de imparcialidad, justicia, libertad de expresión y profesionalismo al redactar los reportajes?