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spanish.china.org.cn | 15. 04. 2015 | Editor: Claudia Leng | [A A A] |
Después de 1989, a medida que sucedían drásticos cam-bios en la Unión Soviética y Europa Oriental, el Dalai XIV valoró de modo erróneo la situación. Declaró que “El día de la independencia del Tíbet está por llegar”, “no voy a negociar con un poder que está a punto de caer”. En 1989, después de morir el gran maestro Panchen X, con la aprobación del Gobierno Central, la Asociación de Budismo de China invitó al Dalai a regresar al país para participar en actividades de conmemoración al gran maestro Panchen. El Dalai XIV rechazó esta invitación. En 1993, el Dalai XIV declaró romper unilateralmente contactos con el Gobierno Central. En 1995 el Dalai XIV, rechazando abiertamente el sistema definido por la historia y los ritos religiosos, confirmó a su llamado niño de reencarnación del Panchen X.
Aun con todo ello el Gobierno Central continuó indicando claramente una salida para el Dalai XIV. En 1997, el Gobierno Central señaló: “Con tal de que el Dalai abandone su posición separatista de la patria, cese en sus actividades de independencia de la patria, reconozca públicamente que el Tíbet es parte insepa- rable de China, reconozca que Taiwan es parte inalienable de China, reconozca que el Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legal que representa a toda China, se podrán realizar contactos y negociaciones con el Dalai sobre el problema de su porvenir personal”. La dirección central sigue, a día de hoy, adhiriéndose a este principio básico. En 2003, la dirección central indicó una vez más: en el Tíbet hay que persistir en la dirección del Partido Comunista de China, persistir en el sistema socialista, persistir en el sistema de autonomía regional étnica. Las “tres persistencias” son dispuestas con claridad en la Constitución china, es la mayor realidad política del Tíbet y también el principio político fundamental para los contactos y negociaciones. La dirección central enfatiza reiteradamente que los dos puntos básicos para los contactos y negociaciones son: primero, la identidad de la contraparte puede ser solo representante privado del Dalai Lama. El “gobierno en el exilio”, sea cual fuere el cambio de la denominación, sin importar de quien lo controle y maneje, es solo una camarilla política secesionista que traiciona a la patria, no es capaz de representar al pueblo tibetano, no cuenta con ninguna legalidad, no posee cualificación alguna para “dialogar” con la dirección central; segundo, el contenido de los contactos y negociaciones solo puede ser problema del porvenir del Dalai Lama y, al máximo, el de ciertas personas a su lado, dicho de otro modo, el problema de cómo el Dalai Lama abandona radicalmente sus pronunciamientos y actos secesionistas y procura el entendimiento de la dirección central y el pueblo de todo el país para encontrar una solución para sus últimos años. El status político y el sistema político del Tíbet son estipulados por la Constitución y las leyes de China y de ninguna manera tal “problema del Tíbet” o problema de “autonomía a alto grado”. No existe la posibilidad de discutir el “problema del Tíbet” ni el de “autonomía a alto grado”.
De 1979 a 2002, el Gobierno Central atendió a los repre-sentantes privados del Dalai XIV en 13 ocasiones. De 2002 a enero de 2010, autorizó su regreso al país en diez ocasiones. No obstante, el Dalai XIV defraudó repetidamente la esperanza de la dirección central. No solo persistió siempre en sus pronunciamientos por el “camino intermedio” en contra de la Constitución de China y para escindir a la patria, sino que instigó y fabricó actividades como interferencia con violencia en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, el incidente del 14 de marzo en Lhasa, incidentes de inmolación, etc. En 2011, el Dalai XIV declaró su “jubilación” política y su representante privado que se contactaba con el Gobierno Central, poco después, también declaró su renuncia. Después, la camarilla del Dalai XIV declaró descaradamente que iba a realizar negociaciones con el Gobierno Central bajo el nombre de “gobierno”, saboteando abiertamente la base de contacto y negociación, lo que los imposibilitaba.
Durante más de 30 años, la camarilla del Dalai XIV, basán- dose en la variación de la situación nacional y extranjera, reajusta constantemente sus tácticas y en varias ocasiones ha interrumpido los contactos y negociaciones con la dirección central. Cuando ellos consideraban que la situación nacional y extranjera les era desfavorable, pedían contactos con la dirección central; cuando consideraban que les era favorable la situación nacional y extranjera, suspendían contactos con la dirección central. Aun en el curso de los contactos, ellos siempre daban vueltas en torno a la “independencia del Tíbet” y nunca se detenían en efectuar actividades secesionistas de la patria ni en China ni en el extranjero.
Desde la celebración del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el Comité Central del Partido con el camarada Xi Jinping como secretario general ha reiterado una vez más: “la dirección central tiene una política permanente y clara para con el mismo Dalai XIV: el Dalai XIV podrá hablar del mejoramiento de las relaciones con la dirección central tan solo cuando declare abiertamente que el Tíbet es parte inseparable de China desde tiempos antiguos, abandone su posición a favor de la ‘independencia del Tíbet’, y se detenga en sus actividades secesionistas contra la patria”. El Gobierno Central espera que en el restante tiempo que le queda de vida, el Dalai XIV pueda abandonar la ilusión, enfrentarse a la realidad, corregir los errores, optar por el camino objetivo y racional y hacer cosas beneficiosas para los compatriotas de etnia tibetana exiliados en el extranjero.