Peregrinos tibetanos rezan frente al Palacio de Potala durante la gran ceremonia de oración llevada a cabo en los suburbios de Lhasa, capital de la región autónoma del Tíbet.
En el sistema social del antiguo Tíbet, que integraba religión y política, los monjes y los nobles practicaban una dictadura, señaló. "Los monjes codiciaban ampliar su ámbito de poder, manipulaban la política e interferían en todos los aspectos de la vida social y política. ¿Cómo podían servir al pueblo así?", preguntó el tibetano.
Desde que Shagakhamtrulm Yeshepeldan regresó al Tíbet en mayo de 1994, cada día hace a pie las cinco horas de camino que separan su casa, en los suburbios en el este de Lhasa, y el templo de Jokhang y el palacio de Potala. De vez en cuando, también regresa al monasterio Drepung, tan familiar para él hace muchos años.
"Pocos tibetanos, incluidos los monjes, creen todavía en el Dalai Lama y su grupo. Mi experiencia de vida me dice que los comunistas, y no el Dalai Lama, representan los intereses de la mayoría de los tibetanos", opinó.