Un veterano saluda la estatua de Mao Zedong en Shaoshan, el pueblo natal del fundador de la República Popular China. Zhang Jingming / Asia News Photo La tierra natal de Mao Zedong, en la provincia de Hunan, se enorgullece de su historia revolucionaria y de su legendaria cocina picante. Un reportaje de Erik Nilsson. Con un sabor rabiosamente picante y un intenso color carmesí, el pimento chile se ha convertido en un símbolo del espíritu del Hunan. La mayoría de nativos siguen la filosofía de que uno es lo que come y, en este caso, eso significa feroz y rojo. Es venerado localmente y se asocia con la revolución, hasta el punto que varios edificios oficiales de la capital Changsha están coronados con esculturas de estos frutos de fuego. El espíritu revolucionario ha sido desde hace tiempo el sello de presentación de estas tierras del corazón de China, en las cuales nacieron muchos de los héroes de la revolución, entre los que se cuentan Peng Dehuai, Liu Shaoqi y Zhu Rongji. Shaoshan es el pueblo natal de ese hijo de Hunan que se convirtió en el padre de la nueva China, el presidente Mao Zedong, gran entusiasta de la comida picante. La ruta Changsha-Shaoshan se ha convertido en un destino de peregrinación y en el epicentro del creciente “turismo rojo”, a la vez que también atrae a viajeros ávidos de sabores intensos. Los platos picantes se sirven hoy en restaurantes que contribuyen en revivir la nostalgia roja, en lugares como Xiang Cun Chai Fang (La casa rural de la leña) o el restaurante de la familia de Mao los retratos del gran timonel presiden las salas donde los clientes disfrutan de su comida favorita. Y el circuito Changsha-Shaoshan es seguramente el mejor lugar para probar el cerdo rojo a la brasa de Mao, que recibe este nombre por ser uno de los platos preferidos del presidente. |