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En el sentido de las manecillas del reloj: Vista panorámica de la principal avenida de Mohe, la calle Zhenxing, en una típica mañana de diciembre. El distrito contaba con una población de 100,000 personas hasta el 10 de diciembre de 2010. Un vendedor de pescado en el mercado Beichui enfrenta los -35 grados Celsius. Pese a las temperaturas árticas, el mercado atrae a numerosos vendedores que prefieren trabajar al aire libre. Un residente de Beijicun, la aldea más al norte de Mohe, espera para transportar a los turistas el puesto fronterizo con Rusia. Los trineos son los medios de transporte más utilizados en los lugares fuera del distrito. El mercado Beichui es el principal destino para la compra de productos esenciales, tales como carne, frutas, pan, botas y palas para la nieve. Visitar el mercado es una muy buena forma para llegar a conocer a los pobladores locales. La aldea Luoguhe, localizada cerca del río Heilongjiang que bordea Rusia, es un destino popular para pasear en bote durante el verano. En invierno sus calles están prácticamente desiertas.
¿Cómo es la vida durante el duro invierno en Mohe, una de las ciudades más frías de China? Tiffany Tan y el fotógrafo Feng Yongbin regresaron, se descongelaron y brindaron estas impresiones.
'Hoy tenemos -40 grados", dijo mi guía de viaje por teléfono desde Mohe con un tono preocupante. No resultó nada alentador escuchar que uno de nuestros reporteros en Harbin, capital de la provincia Heilongjiang y sede del Festival de Nieve y Hielo, considerara que era demasiado frío como para incluirse en nuestra expedición más al norte.
Mohe, el distrito más al norte, es apodado el “Polo Norte de China” y ostenta la distinción de haber experimentado la temperatura histórica más baja registrada en el país, -52,3 grados Celsius en 1956.
Si las personas nacidas y criadas en el noroeste consideran insoportable el frío de Mohe, ¿qué podría decir yo que me siento más familiarizada con el clima húmedo y cálido del Sudeste de Asia?
Mis temores fueron disipados con el consejo de los expertos y la investigación en Internet. La clave radica en llevar varias capas de abrigo para permitir la circulación del aire. Terminé comprando seis capas de ropa, y la cuenta casi alcanza el coste del boleto de ida y vuelta.
Pero decidí que ser despedida era mejor que quedar congelada.
La primera cosa que nos perturbó a nuestro fotógrafo, Feng Yongbin, y a mí fueron los carámbanos espinosos que se formaban alrededor de los orificios nasales cada vez que respirábamos. Él decidió usar una máscara en la cara y la nariz, en tanto yo me puse un tejido de algodón que empañó mis espejuelos, dejándome prácticamente ciega.
El atroz frío interpuso diferentes desafíos para el reportaje. Hizo realmente difícil el hablar y el pensar, además de congelar la tinta de nuestros bolígrafos e imposibilitar el uso de nuestras cámaras y teléfonos móviles en momentos críticos.
"Estoy intentando dar un poco de calor con las manos a la batería de la cámara para ver si sobrevive”, me respondió Feng cuando le pregunté si teníamos buenas fotos de la zona más al norte de la frontera con Rusia.
En ocasiones ni siquiera pude escribir el nombre de mis entrevistados. No podía mover los dedos bajo mis gruesos guantes de esquí, pero si los sacaba se me congelarían inmediatamente.
Pero pese a los desafíos climáticos, hay que destaca sobre la vida en Mohe. El disfrute más simple se magnifica – la familia y amigos, la comida, el techo.
"La simple acción de entrar en un lugar cubierto es la mayor satisfacción del mundo”, aseguró Feng.
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