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Los bordados auténticos encontrados en la tumba Han de Mawangdui son la mejor prueba de la proliferación sin precedentes de las técnicas de bordado. Entretanto, los bordados extraídos de las cuevas Mogao en Dunhuan, en las tumbas antiguas de Astana-Karakhoja en Turpan, y al norte de Mongolia Interior, refuerzan dicha evidencia.
Durante el siguiente período de los Tres Reinos (220-280), la mujer de Sun Quan, el rey de Wu, fue una de las figuras más insignes para el desarrollo de los bordados. Fue asimismo la primera pintora de la que se tiene constancia en la historia de la pintura china. Era muy buena en caligrafía, en pintura y bordados. Sun Quan quería un mapa de China y ella se lo dibujó, e incluso se lo bordó. Era considerada como la Maestra del Tejido, la Aguja y la Seda. Durante dicha época también aparecen retratos bordados.
Con el boom del budismo en China durante las dinastías Wei, Jin, Sui y Tang (desde el 220 al 907), los bordados fueron ampliamente utilizados como modo de honorar las estatuas de Buda. Lu Meiniang, una doncella de la corte de la dinastía Tang (618-907), bordó siete capítulos de sutras budistas ¡en un diminuto pedazo de seda! Durante dicho período, apareció una nueva técnica de dar las punzadas.
A parte de las figuras budistas, la temática de los cuadros chinos como montañas, aguas, flores, pájaros, pabellones y gentes se convirtieron en temas también de los bordados, convirtiéndolos en un tipo de arte singular.
Durante la dinastía Song (960-1279) se llegó a la cima del desarrollo de los bordados tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. El bordado se convirtió en un arte que combinaba la caligrafía y los dibujos. Se inventaron nuevas herramientas y técnicas. El departamento de Wenxiu era el responsable de los bordados de la corte Song.
Durante el reino del emperador Hui Zong, los tipos bordados se dividieron en cuatro categorías: montañas y aguas, pabellones, gentes, y flores y pájaros. Durante dicho período el arte del bordado llegó a su cénit y aparecieron afamados bordadores. Incluso los intelectuales se sumaron a esta actividad, otorgando una doble función a la misma: artesanía de uso diario y arte por arte.
El toque religioso de los bordados cobró fuerza durante los reinados de la dinastía Yuan (1271-1368), quienes creían en el lamaísmo. Los bordados se utilizaban sobre todo en las estatuas de Buda, a los Sutras y a las piezas que utilizaban para sus plegarias. Uno de dichos artículos se conserva en el Palacio de Potala, Tíbet.