Tal y como se desprende del dicho “es posible tasar el oro, pero el valor del jade es incalculable”, esta piedra preciosa ocupa un lugar muy especial en la cultura china, y su desarrollo está estrechamente relacionado con el sistema de etiqueta y civilización chinos tanto desde una perspectiva histórica como cultural.

Entre los tipos más importantes de jade chino, puede decirse que la llamada nefrita Hetian es “el jade nacional”. Este jade se usó frecuentemente en la cultura tradicional china para fabricar recipientes para el sacrificio en ceremonias rituales y de carácter militar, convirtiéndose así en una vía fundamental de canalización de la moral confuciana. La hoy en día llamada “cultura del jade china” hace referencia, en realidad, a la cultura de esta piedra en particular.

Durante miles de años, el jade fue la manifestación física de la virtud espiritual, y la personificación de todo lo deseable (belleza, gracia, pureza, perfección, poder e inmortalidad), reflejando muchas de las creencias y valores de la China clásica.

En la antigüedad, igual que ahora, el jade fue también empleado para ornamentar objetos y adornos de uso personal, como anillos de jade, brazaletes, collares y peines. Traslúcidos, acuosos, a menudo exquisitamente tallados y con brillos verdosos o blancuzcos, los artículos elaborados a partir de esta hermosa piedra eran muy populares en las cortes imperiales. Observando las colecciones que se conservan de la corte Qing (1644 – 1911 DC) se puede percibir la exquisita pureza y la nobleza que rodeaba a la cultura del jade en China.