Los trabajos de la APN resultan necesarios para colocar una vez más a la región china en el camino de la vitalidad ejemplar en toda Asia.
El desafío para los líderes no será ganar la última batalla, sino garantizar que los grupos liberados no caigan en desgracia nuevamente de cara a una economía mundial titubeante.
El nuevo coronavirus es una piedra en el camino, mas no es un obstáculo insalvable para materializar el desarrollo nacional.
La mini Constitución del territorio autónomo ha mantenido incólume la unidad nacional y ha defendido plenamente los derechos del pueblo hongkongnés a lo largo de las últimas tres décadas.
Beijing seguirá siendo un aguerrido baluarte que defienda el multilateralismo y el libre comercio.
Xi Jinping habla y domina el idioma de aquellos que trabajan por la materialización de sus sueños.