Gracias a estas creencias, los macaenses viven una vida sencilla y feliz. No obstante, la fe es una cosa hasta cierto punto irreal, y es necesario buscar más allá. La felicidad se da de forma proporcionalmente inversa a la presión que pesa sobre la gente, la cual está íntimamente relacionada con situaciones de crisis provocadas por la incertidumbre del futuro. En la rápida sociedad moderna todo el mundo tiene que esforzarse para no quedarse atrás, pero parece que en Macao esto es diferente.
Viviendas simples pero cómodas al lado del camino