Además de los templos, delante de la puerta de todas las familias se coloca un pequeño altar, e incluso dos en algunas casas. Sirven para ofrecer tributos y en ellos se quema incienso cada día, convirtiendo la adoración a los dioses o budas en una parte real de la vida.
El Guanyin venerado en un hogar
Un altar en la calle