Los tres meses del invierno constituyen la temporada en que quedan marchitos los árboles y hierbas, se congelan los ríos y se esconden los insectos y todos los seres vivos de la naturaleza se encierran, así como la energía Yang del ser humano también debe encerrarse en el interior. Por lo tanto, el principio básico de la preservación de la salud en invierno también debe entrarse en el “escondite”. Al encerrarse la energía de Yang en el cuerpo humano, el metabolismo se torna lento, por lo que depende del motor de la fuerza motriz de la vida, el riñón, que despliega su papel, con el fin de asegurar la adaptación de las actividades vitales a los cambios de la naturaleza. En la temporada invernal, si las funciones del riñón son normales, pueden regular los órganos a adaptarse a los cambios del invierno. De otra manera, conducen al trastorno del metabolismo que genera enfermedad. Razón por la cual, un punto importante para la preservación de la salud en invierno es “nutrir el riñón protegiéndolo del frío”. Los puntos siguientes son esenciales para la aplicación de este principio.