6. Mar de Aral, cementerio de barcos
En su viaje al mar de Aral, el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon quedó sorprendido por lo que vio: el mar se ha convertido en un desierto lleno de oxidados barcos de pesca al arrastre e inumerables barcos varados. El Mar de Aral, que se encuentra entre Kazajistán y Uzbekistán, con una extensión parecida a la de Irlanda, había sido la cuarta superficie de agua más grande del mundo. A partir de los años sesenta del siglo pasado, la Unión Soviética desvió parte del agua que alimentaba el mar de Aral, lo que redujo su superficie en un 90 por ciento. Así, lo único que resta a día de hoy es un lago nutrido de peces en medio de una extensa llanura cubierta de sal y sometida a tormentas de arena, algo que constituye una verdadera amenaza para la población humana y animal en centenares de millas a la redonda.