La segunda parte de este mini-especial de dos capítulos para conocer las ciudades con más magnetismo de China le acercará hoy a las coloniales Xiamen y Macao, a las lejanas y misteriosas Lhasa y Kashgar, o al mismo corazón de China, a la ciudad histórica de Pingyao.

1、Xiamen

Xiamen (厦门), también conocida como Amoy, es una ciudad costera que, a pesar del apabullante proceso de modernización al que ha sido sometida, ha retenido su aire colonial gracias a sus clásicas galerías comerciales y el estilo de sus antiguos edificios públicos.

Los chinos tienden a apreciar el aire puro de la ciudad y sus modernos edificios, pero probablemente los turistas extranjeros preferirán perderse por los antiguos barrios de la zona de la calle Zhongshan.

La ciudad fue construida en una isla, y aún se conservan algunas playas de arena a pesar del intenso tráfico marítimo, que sugiere que sus aguas no son las más recomendables para nadar.

Es obligada, sin embargo, la visita a la isla de Gulangyu, a la que se llega después de un trayecto de tan sólo diez minutos en ferry, para observar las docenas de mansiones coloniales construidas en una gran variedad de estilos. La isla es una zona libre de coches, por lo que se puede disfrutar de un despreocupado paseo. Gulangyu también es conocida como la isla de la música, porque prácticamente todas las familias que habitan allí posee (y toca) un piano.

La universidad de Xiamen está situado en un campus enorme y con estilo, uno de los mejores de China, y también merece por ello una visita. Muy cerca, encontramos el templo budista de Nanputuo, que fue fundado en la dinastía Tang. Hoy en día el templo es uno de los centros de formación budista más importantes del país, y, si se entra en el Internet café más cercano, uno puede ver a los jóvenes novicios entretenidos en sangrientos videojuegos en red.

Xiamen fue la línea fronteriza durante la confrontación militar entre la parte China continental y Taiwán hace 50 años. Los turistas chinos gustan de hacer un recorrido en barco a la isla de Jinmen, que, a pesar de estar a tan sólo unos kilómetros de distancia, sigue estando bajo control de la parte taiwanesa.