Otros problemas también requieren ser solucionados de manera adecuada. Tomemos un caso. En la misma novela hay un personaje, Xiang Ling (castaña de agua). En España no existe este fruto, por lo que si insistimos en traducirlo según el texto original, debemos consultar el diccionario de botánica en latín. Si colocas un vocablo en latín en el texto en castellano, los lectores sienten posiblemente comer una piedrecilla al consumir cacahuetes y pierden la paciencia para continuar leyendo. Además, cuando busqué en el diccionario de botánica, encontré una explicación de tres tipos de castaña de agua, de dos, cuatro y cinco picos. Entonces no sabemos a qué pertenece Xiang Ling. Después de reflexionar una y otra vez, decidimos sustituirlo por el nenúfar, teniendo en cuenta su nombre cariñoso infantil, “Ying Lian” (nenúfar). Así, la traducción es aceptable. Si queremos explicar bien el significado de su nombre original, podemos poner uno en latín.