La meseta del Tíbet consiste
básicamente en páramos y praderas, así que es poco susceptible de
conservar agua y suelo y, por lo tanto, ha padecido una seria
erosión durante largo tiempo. En los últimos cerca de 50 años, sin
embargo, la erosión ha recibido tratamiento eficiente gracias a las
medidas integrales tomadas, entre ellas la reforestación y la
construcción de obras hidráulicas. En años recientes en particular,
tanto el Estado como la región autónoma han redoblado la inversión
en el tratamiento de la erosión del suelo, lo cual ha rendido
resultados satisfactorios. Al cierre de 2001, el Estado había
asignado 36,8 millones de yuanes al Tíbet, para plantar árboles en
53.000 hectáreas y hierbas en 67.000 hectáreas de tierra y
reacondicionar 1.166 km cuadrados para la conservación de agua y
suelo. Al mismo tiempo, se emprendió el proyecto de tratamiento
integral en el pequeño valle del río Radoi en el distrito de Quxu,
ciudad de Lhasa, y se desplegó el tratamiento integral de la
conservación de agua y suelo en los distritos de Gyangze y
Nyemo.
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