Históricamente, el Tíbet siempre ha
sido un lugar de viento y arena. En los últimos años, afectado por
el calentamiento global y el agrandamiento del vacío en la capa de
ozono, la región ha empezado a ver subir la línea de nieve, secarse
los lagos, y degenerar los praderas y petrificarse la tierra en
algunos lugares. Para impedir y tratar efectivamente la
degeneración de las praderas y la desertización del suelo, el Tíbet
se esfuerza por construir un ecosistema de bosques y praderas
relativamente completo, basado en el reacondicionamiento de los
ríos y enfocado en el tratamiento de valles pequeños y praderas
deterioradas. Al combinar el cultivo de hierbas y árboles con el
cierre de colinas (convenientes para el pasto de animales y la
recolección de leña) para facilitar la reforestación y la siembra
por avión, se plantan árboles y hierbas junto a los ríos y en las
áreas de seria degeneración de praderas y de desertización, en un
empeño por restaura la vegetación. En el curso superior del río
Yangtsé se hacen esfuerzos para proteger los bosques naturales,
devolver tierras de cultivo a la silvicultura y praticultura y
conservar las tierras húmedas. Se plantan árboles y hierbas también
en rededor de la ciudad de Lhasa. En las zonas agrícolas
principales se promueve la integración de los campos de cultivo con
las redes de cinturones arbóreos, a fin de reducir la erosión del
suelo por la arena. Todas estas medidas han retardado
significativamente el avance de la desertización en el Tíbet.
En 2000 el gobierno regional publicó
el Plan de Fomento del Entorno Ecológico de la Región Autónoma del
Tíbet 2000-2050. De acuerdo con el plan, el Tíbet invertirá un
total de 22.700 millones de yuanes en este trabajo durante 50 años.
El plan se realizará en tres etapas con 160 proyectos clave,
centrándose en el tratamiento integral del entorno ecológico en el
curso medio del río Yarlung Zangbo en el sur del Tíbet, incluyendo
el fomento de la agricultura ecológica y la rehabilitación de las
praderas degeneradas. Simultáneamente, se dará tratamiento a la
erosión del suelo y se protegerán los bosques naturales en el este
del Tíbet, se fomentará el ecosistema de las praderas en el
nordeste y el norte de la región, donde las praderas son amenazadas
por la desertización, la degeneración y la alcalinización. Es de
esperar que el plan ayudará a controlar gradualmente el deterioro
del entorno ecológico en el Tíbet y, al final, a permitir a la
región pasar a un ciclo benigno con respecto a la utilización de
los recursos naturales y la evolución del entorno ecológico.
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