Amazonas es el
nombre de una mujer guerrera heroica de la mitología griega. El
río Amazonas debe su nombre al explorador Francisco de Orellana,
pues dijo haber encontrado en sus márgenes mujeres guerreras indígenas,
pero que en realidad eran hombres con cabellos largos y faldas de
juncos. Sabemos que tres quintas partes del territorio peruano están
en la cuenca de ese río. Sus selvas y pantanos brumosos, los más
extensos del mundo, detuvieron el paso del gigantesco Imperio de
los Incas, pero su enigma y riqueza nunca han dejado de ser tentadores.
En la década del 90 de este siglo, un hombre chino castizo penetró
en el Amazonas. Su nombre es Liu Haiming.
Desde niño, Liu
ha sido un trotamundos. Nació en la ciudad de Huadu, provincia de
Guangdong. Después de estudiar en Hong Kong, viajó al Brasil donde
se hizo trabajador. Por último pasó al Perú, se casó y tuvo hijos.
En 1967 todavía era un muchacho sin dinero cuando llegó a Lima para
buscar ayuda de su abuelo. Como cualquier otro chino que busca la
vida en ultramar, Liu debió desplegar su talento y capacidad, trabajar
con ahínco y vivir con frugalidad, al acecho de oportunidades de
desarrollo. Después de pensar mucho, decidió abrir una ferretería.
Con el aumento de conocimientos y experiencias, sus negocios prosperaron
sin cesar. Gracias a los ahorros juntados durante más de 20 años,
Liu dijo no sin orgullo: "Ya no me preocupo por el dinero". Para
muchos peruanos es un misterio cómo bajo sus párpados estos chinos,
tartamudos y résticamente vestidos como Liu, han podido crear empresas
y hacer fortuna y mandar a sus niños a las mejores escuelas y hacerles
obtener los máximos puntajes. Sin embargo, han pasado por alto una
cosa: mientras ellos sorben cerveza, bailan zamba y gozan de vacaciones
en la playa, Liu y sus paisanos están trabajando con el sudor en
la frente y bregando por la propia subsistencia y el futuro de sus
hijos.
Hace cuatro años,
Liu Haiming hizo una nueva decisión, de importancia crucial para
toda su vida: abandonar la ferretería con la que se había familiarizado
y que le había generado mucho dinero e invertir 4 millones de dólares
para fundar un aserradero y explotar madera en los bosques vírgenes
del Amazonas. El Gobierno peruano permite al particular comprar
derecho de explotación de bosques, pero le exige el modo de tala
y plantación simultáneas. Así, Liu se convirtió en el primer chino
que entra en la cuenca del Amazonas y estableció una granja silvícola
de unas 30.000 hectáreas en una zona frecuentada por fieras. La
tala puede hacerse solamente en otoño e invierno y dura seis meses
al año. Los maderos en bruto miden 1,8 metros de diámetro y 50 metros
de largo. La granja emplea seis camiones para transportarlos a una
fábrica de procesamiento localizada a 1.500 km de distancia en la
ciudad de Trujillo, y esta fábrica produce y exporta 6.000 metros
cúbicos de planchas de madera por año a Estados Unidos, Australia,
España y otros países, pero sin colmar la demanda todavía. En el
momento de nuestra visita, la producción se estaba recuperando de
las inundaciones provocadas por el Niño. El departamento La Libertad,
donde está radicado Liu, firmó un contrato con él para que proveyera
con madera a todas las escuelas del departamento en reconstrucción.
Cuando llegamos a la ciudad de Chimbote del departamento de Ancash,
el Sr. Xian Chukun, de la Cámara China, nos dijo orgulloso: "Toda
la madera que necesita nuestra ciudad viene del aserradero de Liu
Haiming. Su fábrica es un as en todo el Perú".
En nuestra cita,
Liu reveló que volvía a China cada año, que había hecho inversión
en una fábrica de relojes y una imprenta de Guangdong, y que pensaba
en cooperar con la ciudad de Zhenjiang, provincia de Jiangsu. Su
esposa es también nativa de Guangdong. Liu y su gente son una familia
china típica que reside en el Perú.
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