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spanish.china.org.cn | 15. 04. 2015 | Editor: Claudia Leng | [A A A] |
Introducción
La República Popular China es un país multiétnico unifi-cado fundado en conjunto por el pueblo de todas las etnias chinas. Durante el prolongado desarrollo de la historia, éstas han formado una comunidad de destino de la nación china que comparte penas y alegrías. El Tíbet es, desde la antigüedad, parte de China y la etnia tibetana es un miembro de la comunidad de destino de la nación china. El destino del Tíbet siempre se enlaza estrechamente con el de la gran patria y la nación china.
En los anales de la historia, el pueblo de la etnia tibetana creó una brillante historia y cultura y contribuyó al enriquecimiento y desarrollo de la historia y la cultura chinas. No obstante, hasta mediados del siglo XX, el Tíbet se encontraba bajo la dominación de un régimen teocrático de servidumbre feudal, el nivel de las fuerzas productivas era en extremo bajo, la sociedad era conservadora y cerrada, decadente y atrasada.
La auténtica entrada del Tíbet en la civilización moderna empezó después de la proclamación, en 1949, de la República Popular China. El Tíbet, desde entonces, ha experimentado las importantes etapas de desarrollo: liberación pacífica, reforma democrática, fundación de la región autónoma, reforma y apertura. No solo ha establecido un sistema social totalmente nuevo, sino ha materializado salto histórico del desarrollo económico y social y marcha por el camino del socialismo con peculiaridades chinas.
El emprender el Tíbet el camino de desarrollo de hoy representa la demanda objetiva del desarrollo de la civilización contemporánea, se adapta a la corriente del progreso de la socie- dad humana, se equipara con la situación nacional y la práctica de desarrollo de China y con los intereses fundamentales de la población de todas las etnias del Tíbet. En este camino, la población tibetana de las diversas etnias siendo dueña de sus asuntos se ha convertido en la protagonista del destino de la nación, de la sociedad y del suyo propio. En este camino, el Tíbet ha materializado el salto de la pobreza y el atraso a la prosperidad y la civilización, exponiéndose ante el mundo con una figura completamente nueva. En este camino, la pobla-ción tibetana de todas las etnias y el pueblo entero de China se tratan en armonía, actúan al unísono y colaboran en perfecto acorde, crean en conjunto una nueva vida feliz y hermosa. En este camino, el Tíbet encara al mundo en actitud de apertura y asimila activamente frutos excelentes de la civilización humana.
Los enormes éxitos logrados por el Tíbet en el desarrollo y el progreso corroboran a plenitud que es correcto el camino del desarrollo emprendido por el Tíbet. Sin embargo, la camarilla del Dalai XIV, que lleva muchos años en el exilio en ultramar y representa las fuerzas remanentes de la clase de propietarios feudales de siervos, persigue el objetivo político de la “independencia del Tíbet” y siente nostalgia por el régimen teocrático de servidumbre feudal del viejo Tíbet. Una vez que fracasaron procurando la “independencia del Tíbet” por la vía violenta durante largos años, pregona a los cuatro vientos el “camino intermedio” en estos años. Este “camino intermedio” que defiende aparentemente la “reconciliación”, la “transigencia”, la “paz”, la “no violencia”, en realidad, niega el camino correcto de desarrollo que el Tíbet emprende desde la fundación de la Nueva China, intenta establecer en el territorio de China un “Estado dentro del Estado” dominado por la camarilla del Dalai XIV, y hacer realidad la “independencia del Tíbet” por pasos.