Aparte de comida deliciosa, los habitantes de Chengdú cuentan con una cultura del ocio peculiar y llevan una vida relajada y cómoda envidiable para muchos extranjeros. La tailandesa Baping, ganadora de un concurso de China Radio Internacional, ha viajado a Sichuán. Esta chica manifiesta que las ciudades grandes como Beijing y Shanghai, bonitas pero bulliciosas, hacen que la gente se sienta frecuentemente cansada y los extranjeros difícilmente puedan encontrar en ellas la China real. Por el contrario, en las ciudades como Chengdú y Nanjing, los extranjeros pueden sentir una China y un Oriente verdaderos.
A los ojos de Baping, Chengdú es una ciudad de casas de té, en donde los ciudadanos están acostumbrados a tomar el té, charlar y jugar al mahjong. Este juego le interesa mucho. Por todas partes de la ciudad se oye el sonido de las piezas de mahjong entrechocando. Uno puede sentarse en una silla de bambú y gozar del té, y con gastar un poco más de dinero, disfrutar de un masaje y otros servicios.
Esta tailandesa está fascinada por esta forma de entretenimiento. Por la noche va a presenciar una representación de ópera de Sichuan, cuya técnica escénica del “cambio de máscaras” le impresiona enormemente. Ella aspira a vivir, si es posible, cierto tiempo en Chengdú, para sentarse todos los días a la sombra de un árbol a la orilla de un arroyo saboreando el té, mirando el paisaje, leyendo un libro y respirando el aire fresco.