Vive España un sueño eterno, que es pesadilla para el resto. Hoy soportó ese terrible dolor de muelas Chequia entre música de violines, la que hizo sonar el primer productor mundial de centrocampistas. Busquets, Xabi Alonso, Xavi, Silva y Mata tejieron en seda un triunfo soberbio, el primero de la historia en suelo checo. Y lo vieron en casa Cesc e Iniesta. Impresiona lo que tenemos y lo que nos sobra.
Torres, ángel caído, no rehabilitó su figura, pero es que no queda hueco para casi nadie en ese espacio de creadores. Los que están al norte o al sur parecen ninguneados en ese festival de toque y desmarque. Puede pensarse que Del Bosque pone un nueve más por el que dirán que por su efecto práctico, sensación que se acentúa en el caso de El Niño, diseñado para equipos al galope, que se arrancan en largo. No encuentra lugar en este mundo de juego corto, bien horneado, casi anestésico. Pareció tan aturdido como los de Bilek. Villa salió al final y entendió mejor el entorno.