Mientras que China se dispone a cumplir exitosamente con su meta de un crecimiento del 8 por ciento en la economía, el país se enfrenta a ciertos problemas, tales como la burbuja del mercado inmobiliario, el exceso de la capacidad productiva o la presión de la inflación, entre otros.
El presidente chino, Hu Jintao, subraya una y otra vez que para cambiar el modelo de desarrollo económico, lo más importante es dar importancia a la “aceleración”. Este año es un período clave para la estabilización y crecimiento de la economía nacional, por lo que los temas estrechamente vinculados con los intereses de la ciudadanía se han convertido naturalmente en los problemas más apremiantes de discusión entre los internautas. Se prevé que la “aceleración del cambio” será la palabra más común durante las reuniones anuales de 2010 de la APN y la CCPPCh, los máximos órganos legislativos del país asiático.
En el informe laboral del gobierno presentado el 5 de marzo, premier Wen Jiabao destacó una vez más la urgencia de transformar de manera acelerada el modelo de crecimiento económico.
Según él, China destinará 10.600 millones de yuanes este año para fomentar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (PYMES).
A las empresas pequeñas con ganancias exiguas se les aplicará una política preferencial en lo referente al impuesto sobre la renta, y además recibirán fondos especiales del presupuesto central para que los inviertan en mejoras tecnológicas.
"Expandiremos los canales de financiación para las pequeñas y medianas empresas y desarrollaremos un sistema de avales crediticios en múltiples niveles para estas empresas", precisó.
China tiene 4,3 millones de pequeñas y medianas empresas registradas, cuyas actividades económicas aportan casi el 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y un 75 por ciento de los puestos de trabajo.
Sin embargo, estas firmas generalmente afrontan dificultades de financiación, toda vez que los bancos son reacios a prestarles, preocupados por los eventuales riesgos.