
La 74ª edición de los premios Oscar se convirtió en un reconocimiento a la contribución de los actores de color a la industria cinematográfica, que hasta entonces permanecido prácticamente en el olvido. Primero fue el honorífico a Sydney Poitier, después, una espectacular Halle Berry rompió todos los pronósticos y subió al escenario del Kodak Theatre para recoger su premio por Monster's Ball. Pocos minutos después fue el turno de Denzel Washington, que recibió su segunda estatuilla (ya había sido premiado como Actor de Reparto por Días de Gloria) por su interpretación en Día de entrenamiento.