Tras transcurrir 35.000 años, se disiparían todos los plomos liberados por los autos del siglo XX, y en 100.000 años, la concentración del dióxido del carbono se reduciría hasta el nivel inicial de la época preindustrial. Dentro de 10 millones de años, las estructuras de bronce, últimos testimonios de la existencia humana, aún mantendrán su forma original.
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