Por otro lado, dice Zhang, “gran parte de los residentes locales tienen profundos sentimientos hacia sus casas y las callejuelas, una persona que ha vivido durante muchos años en este sitio normalmente no quiere mudarse a un lugar desconocido y apartado, pero los vecinos también están ansiosos por mejorar sus condiciones de vida y están descontentos con el ambiente del barrio, que ha cambiado mucho debido al turismo”. Aún así, prosigue Zhang “aunque la protección del patrimonio no se puede hacer a costa de sacrificar las condiciones de vida y los intereses del pueblo, creemos que la demolición tampoco es la única manera de mejorar la vida de los residentes. Existen más alternativas, por ejemplo, se puede ofrecer a los residentes la oportunidad de escoger si quieren irse o quedarse. Así, a los que prefieran mudarse a un apartamento, el gobierno puede darles una indemnización, y los que prefieran quedarse en el barrio podrán solicitar al gobierno una ampliación de sus viviendas, ya que quedará mucho espacio si parte de los residentes se van”.