Vista de la Torre del Tambor desde el interior del solar situado justo en frente, en construcción desde hace dos años

Dada la gravedad de la situación, el ya mencionado Centro de Protección del Patrimonio Cultural de Beijing organizó el pasado 27 de marzo una reunión cuyo objetivo era intercambiar opiniones sobre el destino de Gulou y la necesidad de proteger el patrimonio histórico de la ciudad, y a la que estaba previsto acudieran expertos en conservación patrimonial, vecinos y periodistas. La reunión, sin embargo, fue súbitamente cancelada sin que los organizadores se prestaran a dar detalles sobre los motivos, aunque varias personas que a pesar de todo acudieron a la cita constataron la presencia de policías en el lugar donde estaba previsto llevar a cabo la reunión, supuestamente para supervisar que esta no se celebrara, y se pudo oír de manera informal que el evento había sido excesivamente publicitado. Visto este precedente, no está claro si el próximo encuentro, que estaba previsto para el día 23 de mayo bajo el título de El Pekín que se desvanece, porqué la preservación importa, podrá finalmente celebrarse.

La verdad es que, mientras que a algunos les quita el sueño el negro futuro de lo que de verdaderamente antiguo queda del barrio, no parece que esa amenaza inquiete a todos por igual. Sea por conformismo, indiferencia, cobardía o bien por la más sincera aceptación, muchos de los vecinos y propietarios acogen con impasibilidad la noticia de la demolición. La mayoría comentan que no se les ha enviado todavía ninguna comunicación oficial sobre el proyecto, y se muestran incrédulos ante la posibilidad de que éste pueda llegar a completarse tan rápido. Muchos, incluso, aseguran que llegado el momento están dispuestos a aceptar gustosamente las indemnizaciones y marcharse a otro lugar. En los alrededores de la plaza de Zhonggulou, siempre llena de turistas, todo sigue estando, aparentemente, en calma.

Han colaborado en este reportaje Ara Qiao, Silvia Gao y Sonia Cai.