“Hija del mar”, pequeña escultura de jade de Hetian en la que el artista conserva la elegante apariencia del jade verde original y aprovecha genialmente los colores verde oscuro y verde claro para crear la imagen de una hermosa muchacha oriental.
Durante milenios, la gente ha recopilado en este río gran cantidad de valiosas piedras de jade.
Un artista dibuja en el jade.
En las tiendas de objetos de jade locales, además de esculturas de diferente tamaño, se puede ver el jade en su estado natural, en forma de guijarro, que sirve de materia prima para el tallado y que tiene un precio muy elevado, generalmente de más de cien mil yuanes.
Una escultura de jade magnífica debe ser, ante todo, de excelente calidad. El diseño debe ajustarse a las propiedades del material y la artesanía debe ser exquisita, por lo que es un trabajo que de algún modo representa el proceso de búsqueda de la perfección y sirve también para cultivar el temperamento humano. En China, el jade simboliza la virtud y es un buen vehículo para la cultura confuciana, que ensalza la doctrina del justo medio. El jade tiene la propiedad de ser liso y reservado, correspondiendo a la cualidad de los chinos de valorar por encima de todo la paz y el autocontrol. Por consiguiente, tallar el jade es también poner en práctica una cultura. Cuando un artesano trabaja el jade, el jade también le pule a él, y mientras el hombre le quita las aristas al jade, éste forja el temperamento de aquél.