Una antigua vía comercial cruza el paso Yumen, atraviesa Dunhuang y Loulan para después extenderse hacia la meseta de Pamir en el oeste, a lo largo del borde sur del desierto del Taklamakan y la ladera norte de los montes Kunlun. Se trata de la famosa Ruta de la Seda, en el sur de Xinjiang.
Al norte de la majestuosa montaña Kunlun, de 2.500 kilómetros de longitud, se ubica el desierto de Taklamakan, que ocupa una superficie de 300.000 kilómetros cuadrados. Al pie de esa montaña, hay una pequeña ciudad milenaria, Hetian, y en sus precipicios glaciales, a 3.500 metros sobre el nivel del mar, yace un tesoro raro y valioso: el jade. De él se ha nutrido esta antigua ciudad hasta alcanzar celebridad nacional e internacional, ya que el famoso jade de Hetian, que se encuentra en los dos ríos que cruzan la ciudad al este y al oeste, el Yurungkashi y el Karakashi (también llamados Baiyu y Moyu), es de una calidad finísima y de elegantes colores, y posee un brillo que ha resplandecido a lo largo de millones de años iluminando en la antigüedad la vasta región del oeste.
Las piedras de jade, arrastradas por la corriente, ya han sido pulido bellamente por el roce del agua cuando llegan a la ciudad, por lo que las piedras, completamente limpias, emiten sus brillos blancos, verdes, negros, amarillos y rojos si cabe con más intensidad. De los diferentes jades, el de color “grasa ovina” es de la categoría suprema, ya que es fino y lustroso y no tiene comparación posible con ningún otro tipo de jade.