a mayoría de los retratos chinos de la época mostraban caras inexpresivas y rígidas posturas, a las que Thomson, sin embargo, consiguió añadir un toque personal. Por ejemplo, usó la técnica del claroscuro en el retrato de un oficial cantonés, y también consiguió fotografiar a una mujer cantonesa apoyada en la entrada de su casa, en vez de en la típica postura rígida omnipresente en la época.
Adem´s, Thomson también tomó un gran número de fotografías paisajísticas, como por ejemplo la de la entrada del Templo de Confucio en Beijing, el ruinoso templo del Palacio de Verano y las esculturas de piedra de las tumbas Ming.
“Las imágenes presentan una parte de la historia de China cuyas huellas son difíciles de encontrar”, dice una visitante de la exposición, Shelagh Lester-Smith, que trabaja en un hotel en Beijing, y que, como muchos extranjeros, siente un gran interés por la forma de vivir tradicional china, a lo que añade “hoy Beijing es una ciudad moderna, parecida a cualquier metrópoli occidental, y las fotografías de Thomson nos muestran una ciudad sin embargo llena de escenas raras e inusuales”.