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2005

Autonomía de desarrollo social y económico

La clave de aplicación de la autonomía étnica regional consiste en acelerar el desarrollo social y económico de las zonas autónomas y asegurar el derecho de subsistencia y desarrollo que gozan los grupos étnicos.

En los últimos 40 años, la región autónoma del Tíbet, a base de las condiciones locales, ha ejercido a plenitud los derechos autónomos otorgados por la ley promulgando el Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social. Tomando como la meta de avance económico y social la realización del desarrollo que quema etapas, y como punto prioritario la mejora de las infraestructuras y la elevación del nivel de vida del pueblo, ha promovido de manera independiente los proyectos de desarrollo económico y social con el propósito de fomentar el progreso rápido y sano de la modernización regional y asegurar que el desarrollo social y económico del Tíbet corresponde a los intereses fundamentales del pueblo tibetano.

El Estado presta especial apoyo y ayuda a la región en lo que atañe a los asuntos fiscales, las finanzas, la tributación, los recursos materiales, la tecnología y el talento conforme a las características y necesidades. Desde comienzos de los años 80 del siglo pasado, tomando en cuenta las necesidades y peticiones de la región autónoma, el Gobierno Central convocó cuatro reuniones especiales para el trabajo relacionado con el Tíbet y adoptó una serie de políticas preferenciales y medidas dedicadas a arreglar los problemas prominentes surgidos en el desarrollo económico y social de la región. Por ejemplo, el Estado ha aplicado la política de rehabilitación a los campesinos y pastores del Tíbet, según la cual las tierras de cultivo han sido distribuidas a los campesinos para su manejo individual y el ganado ha sido repartido entre los pastores como posesión privada para la gestión independiente, sin sufrir cambios durante largo tiempo. Esto ha movilizado sobremanera las iniciativas de producción de los campesinos y pastores y ha contribuido a elevar continuamente su producción y el nivel de vida. En cuestión de tributos, los tibetanos gozan de políticas preferenciales, con una tasa de impuestos de 3 por ciento inferior al nivel aplicado en el resto del país. Los campesinos están exentos del impuesto a la agricultura, y los pastores, del impuesto a la ganadería. Adicionalmente, los campesinos y pastores en el Tíbet gozan de atención médica gratuita y sus niños reciben alimentación y alojamiento gratuitos en las escuelas de internado, lo que les ayuda a tener una vida cada vez mejor. Entre 1984 y 2004, sólo el volumen de reducción de impuestos a la agricultura y la ganadería superó 250 millones de yuanes. En el aspecto financiero, la tasa de préstamos y la de seguros en el Tíbet son dos puntos porcentuales inferiores al nivel promedio nacional. Asimismo, el Estado presta apoyo prioritario al Tíbet en sus proyectos grandes y medianos clave de energía, transporte, telecomunicaciones y de desarrollo integral y en sus proyectos de desarrollo social. La Hacienda central otorga subsidios al Tíbet a tenor del alza de precios en la región, debido a las medidas tomadas por el Estado para reajustar los precios. Y para el comercio exterior del Tíbet se ha aplicado el principio de “flexibilizar la política, ampliar la apertura y acelerar el desarrollo”.

Además, el Estado ha brindado especial respaldo al desarrollo del Tíbet en materia de fondos, tecnología y talento. Entre 1984 y 1994, el Estado invirtió un total de 480 millones de yuanes en 43 proyectos de construcción en la región, llevados a cabo por 9 provincias y ciudades. De 1994 a 2001, el Gobierno Central invirtió directamente 4.860 millones de yuanes en 62 proyectos, mientras 15 provincias y departamentos y comisiones gubernamentales homólogos apoyaron en la construcción gratuita de 76 obras con una inversión de 3.160 millones de yuanes. En 2001 el Gobierno Central decidió potenciar el apoyo al desarrollo del Tíbet, es decir, entre 2001 y 2005 invirtió 31.200 millones de yuanes para construir 117 proyectos con subsidios fiscales de 37.900 millones de yuanes; a la vez que las diversas provincias y ciudades apoyaron en 71 proyectos de construcción con un total de 1.062 millones de yuanes de fondos. Según estadísticas, durante 40 años desde la fundación de la región autónoma del Tíbet, los gastos presupuestarios de la región llegaron a 87.586 millones de yuanes, de ese total, el 94,9 por ciento fue de subsidios centrales. El Gobierno Central y las provincias y ciudades del país ayudaron al Tíbet a mejorar considerablemente las condiciones de su producción y vida, haciendo que la región se despidiera radicalmente de la economía natural del feudo cerrado. Ahora su sistema económico ha experimentado un cambio cardinal y la estructura y el volumen total de la economía han logrado un avance extraordinario; paralelamente su industria moderna se ha desarrollado desde cero, estableciendo un sistema que comprende más de 20 ramas industriales con características locales. 




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