La Constitución estipula: “El ciudadano de la República Popular China goza de libertad de credo”. “Ningún organismo estatal, organización social o individúo puede obligar a ciudadano alguno a profesar o no cierta religión, ni puede discriminar a los ciudadanos creyentes o no creyentes”. “El Estado protege las actividades religiosas normales”. La Constitución también estipula: “Ningún individuo debe utilizar la religión para socavar el orden social, perjudicar la salud de los ciudadanos y estorbar las actividades del sistema educativo del Estado”. “Las organizaciones religiosas y los asuntos religiosos no serán dominados por fuerzas extranjeras”.
La Ley de Autonomía Étnica Regional, los Principios Generales del Código Civil, la Ley de Educación, la Ley del Trabajo, la Ley de Educación Obligatoria, la Ley Electoral de las Asambleas Populares, la Ley Orgánica de los Comités de Aldeanos y la Ley de Publicidad Comercial de China también estipulan: El ciudadano, sin distingos de creencia religiosa, goza de los derechos de elegir y ser elegido; las propiedades legales de las organizaciones religiosas son protegidas por la ley; la educación y la religión están separadas, y el ciudadano goza de igual oportunidad de recibir educación según la ley no importa cual sea su credo religioso; las diversas etnias deben respetar la lengua oral y escrita, las costumbres y la creencia religiosa de los demás grupos; los ciudadanos no pueden ser discriminados en el empleo por la diferencia de creencia religiosa; y los avisos y marcas comerciales no pueden tener contenidos de discriminación étnica y religiosa.
El 1 de marzo de 2005, el Consejo de Estado promulgó el Reglamento de Asuntos Religiosos para su aplicación. El Reglamento deja definidos en términos jurídicos los derechos de las organizaciones religiosas, los establecimientos religiosos y los ciudadanos creyentes para realizar actividades religiosas, manejar escuelas religiosas, publicar libros y revistas religiosos, administrar las propiedades de sus establecimientos religiosos y desarrollar intercambios con el exterior, encarna de manera concentrada el propósito de la legislación que persigue el Gobierno chino para respetar y proteger la libertad y el derecho de credo de los ciudadanos, y reglamenta la conducta administrativa de los departamentos de administración pertinentes conforme a lo que se exige para el ejercicio de la administración según la ley y la construcción de un país regido por la ley.
En China todas las religiones están en igual plano, conviven en armonía y nunca han tenido conflictos entre sí, mientras que los ciudadanos creyentes y los no creyentes se respetan y viven unidos y en armonía. Todo ello se atribuye al espíritu de compatibilidad y magnamidad del pensamiento y la cultura tradicionales de larga data de China, pero más aún a que desde la proclamación de la República Popular, el Gobierno chino ha elaborado y aplicado la política de libertad de credo y ha establecido una relación entre la administración y la religión concorde con las condiciones nacionales. |