Comida y sala de aseo son dos elementos de difícil –y disgustante- combinación. Sin embargo, en Taipéi se han atrevido a combinarlos para proporcionar una experiencia un tanto peculiar a los amantes de la escatología. Este restaurante tiene la apariencia de una gran sala de aseo en la que los asientos son retretes y las mesas lavabos, sobre los que se sirve la comida.
Ciertamente, hay que tener mucho estómago para comer aquí, ya que los platos son váters en miniatura y, a pesar de que son deliciosos, su aspecto está concebido para resultar de lo más desagradables a la vista. Nos ahorramos las descripciones.