Si lees las historias del Rey Mono, conocidas por los chinos como Viaje al Oeste, una novela clásica escrita por Wu Cheng’en (1500 – 1582) y terminada durante la dinastía Ming (1368 – 1644), te podrías preguntar dónde encontrar un lugar donde los monos, vagabundos y juguetones, desarrollan poderes sobrenaturales y ofrecen sus servicios como aprendices de un gran monje en su peregrinar hacia la tierra de la fantasía.
Uno de los lugares que más se acerca al de la descripción literaria es el monte Emei, aproximadamente a una hora en automovil del aeropuerto internacional de Chengdu.
Este monte forma una especie de cadena montañosa que incluye diversos y pictorescos picos. La zona escénica cubre un área de 154 kilómetros cuadrados incluyendo cuatro montañas, todas llamadas “ceja de polilla” – significado literal de la palabra “emei”.
Primera Polilla y Segunda Polilla se encuentran la una frente a la otra en tal posición que forman un par de cejas bellamente pintadas, lo que le da el nombre al lugar. Otra interpretación atribuye el origen del nombre a dos rios cuyos flujos serpentean suavemente a través de la región.
El poeta Li Bai escribió que “el reino de Shu tiene muchas montañas llenas de hadas, y Emei en la más importante”. Como una de las cuatro montañas sagradas del budismo en China, el patrono bodhisattva de Emei es Samantabhadra, conocido como Puxian en chino. Uno de los lugares donde uno puede encontrar una visión “supernatural” es el pico más alto, 3100 metros, desde el que, más allá de un acantilado, uno puede ver un oceano de nubes que refracta la luz formando un bello halo. Los arcoíris circulares son un extra para la reputación de la montaña y de estas tierras sagradas.