"Para mí lo más emocionante es bajar con la tabla de surf. Cuando la tabla sube y baja, el corazón se me dispara y notó una gran subida de adrenalina".
En el extenso desierto aparece un grupo de camellos. Los turistas que lo deseen pueden pasear por el desierto a lomos de estos animales. La lejanía de la ciudad y el acompasado son de las campanillas de los camellos producen una intensa sensación de tranquilidad. Escuchemos seguidamente a Bai Jiaona, empleada de la Curva de la Arena Sonora:
"La mayoría de los turistas que nos visitan tienen mucho interés por montar en camello. En general, no lo han hecho nunca, así que cuando los camellos se ponen de pie, los turistas los observan con mucha curiosidad. Los camellos empiezan a andar y los turistas, montados ya sobre ellos, avanzan moviendo el cuerpo al compás de los animales" todo un asunto singular."
La Curva de la Arena Sonora pertenece a E Er Duo Si, ciudad en la que conviven varias etnias, la principal de las cuales es la mongola. De ahí que, además de disfrutar del magnífico paisaje del desierto, quienes visitan este paraje puedan conocer de cerca la cultura mongola. En la yurta, la tradicional tienda de los mongoles nómadas, el anfitrión saluda a sus huéspedes según la costumbre local; es decir, ofreciéndoles un vaso de licor y poniéndoles alrededor del cuello un pañuelo de seda o hada. Al son de una melodiosa pieza ejecutada con el matouqin, típico instrumento de cuerda mongol, los integrantes del Conjunto Artístico de la Curva de la Arena Sonora recrean ante el público una boda tal como la celebran los mongoles de E Er Duo Si. Como nos explicó Li Mingke:
"Las bodas de E Er Duo Si constituyen un elemento esencial de la cultura mongola. Se trata de un espectáculo rebosante de alegría y pasión que brinda una excelente oportunidad para mostrar los cantos y los bailes típicos de esta etnia. La verdad es que a los turistas se les ve muy impresionados".