"En cuanto a la formación de la arena sonora, existen dos hipótesis: una sostiene que la resonancia es consecuencia de la fricción de los granos de arena provocada por fuerzas externas; otra afirma que el fenómeno se debe al rozamiento de granos de igual diámetro impulsados por el viento. Pero como ninguna de estas dos hipótesis ha podido ser confirmada, la causa de este sonido sigue siendo un enigma".
Un enigma cuyo atractivo se revela claramente en la Curva de la Arena Sonora, donde se dan cita innumerables turistas deseosos de escuchar este singular "canto del desierto". Equipados con prendas especiales, suben hasta lo alto de la duna. Al llegar arriba, se sientan o se tumban y se dejan deslizar hacia abajo agitando al mismo tiempo las manos. De este modo se produce un ruido semejante al croar de las ranas o al rumor de un maremoto. Espeluznados y excitados, dos turistas que acaban de terminar su descenso nos dicen:
"Es la primera vez que venimos a la Curva de la Arena Sonora y no nos arrepentimos. Lo más divertido es deslizarse por la arena duna abajo. Al asomarse a la pendiente desde lo alto de la tuna, se tiene la impresión de estar a punto de emprender el vuelo. Es una sensación realmente indescriptible".