Disipar malentendidos con los hechos
Wen Quan indicó que los países occidentales no sólo tienen malentendidos sobre el Tíbet, sino también, en mayor medida, sobre el sistema de China. La diferencia ideológica ha generado su desacuerdo con el sistema de China. Los problemas existentes son los que surgen en el curso del desarrollo y serán solucionados a medida del desarrollo. Debemos hablar con los hechos a la gente bondadosa erróneamente orientada, para que conozca la verdad de la situación actual del Tíbet. No somos capaces de cambiar a las personas que tienen diferente concepción del mundo, concepción del valor y segunda intención y propósito. Es una realidad que ellas y nosotros pertenecemos a dos frentes de batalla, a veces diametralmente opuestas. En cierto sentido, son ellas quienes han creado múltiples discordias. El problema del Tíbet no es más que un pretexto asido por ellas para censurar China y podrían serlo también Xinjiang, Mongolia Interior y Taiwan.
En su gira por Europa, Wen descubrió que es un consenso mundial reconocer jurídicamente que el Tibet es parte de China. En cuanto al Tíbet, debemos hacer aclaraciones subjetivas con hechos y cifras y permitir voces diferentes. No tememos los reportajes de otros, quienes deben reconocer los hechos.
Estabilidad, prioridad de la vida de los habitantes
Algunos parientes y amigos de Wen Quan siguen viviendo en su tierra natal. Por eso, se preocupa mucho por los cambios operados allí. Particularmente en los últimos años en que han sucedido diversas circunstancias, le interesa aún más la situación real de la gente. Wen sostiene que la estabilidad de las áreas tibetanas tiene íntima relación con la vida de los habitantes. Ningún factor desfavorable a la estabilidad y armonía puede acarrear beneficios a los habitantes locales. El prerrequisito de la estabilidad es el desarrollo económico. Esto vale tanto en las áreas tibetanas como en las demás regiones del país. Por otro lado, para desarrollar la economía se requiere que todos observen la ley. Sobre todo, los cuadros a nivel de base de las diversas localidades deben cumplir al pie de la letra las instrucciones del Gobierno Central y, de lo contrario, provocarían el descontento de los habitantes.