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China es el
país más poblado del mundo, con un total aproximado de 1.310
millones de habitantes (incluidos los de Hong Kong, Macao y Taiwan), o
sea más de una quinta parte de la población mundial. Por
consiguiente, China es asimismo uno de los países de mayor densidad
demográfica (135 personas/km cuadrado). Su población está
distribuida de manera muy irregular: más en el este y las zonas
rurales y menos en el oeste y las ciudades. Frente al rápido crecimiento
de la población, China ha introducido desde finales de los años
1970 la política de planificación familiar para controlar
el crecimiento demográfico, de modo que la natalidad ha bajado
de año en año. En la actualidad, la media de la esperanza
de vida del chino se ha elevado a los 71,4 años (69,63 para el
hombre y 73,33 para la mujer), cinco más que el promedio mundial
y siete más que el de los países y regiones en desarrollo,
pero cinco menos que los países y regiones desarrollados.
El crecimiento demográfico vegetativo de China continuó
bajando en 2003. A fines de ese año, la población de la
parte continental de China sumaba 1.292.270.000 personas. De este total,
los residentes urbanos eran 523.760.000, el 40,53%; y los residentes rurales,
768.510.000, el 59,4%. Los hombres eran 665.560.000; las mujeres, 626.710.000.
Los habitantes de cero a 14 años eran del 22,1%; los de 15 a 64
años, el 70,4%; y los de 65 o más años, el 7,5%,
con un total de 96.920.000 personas. En 2003 nacieron 15.990.000 personas,
con una tasa de natalidad de 12,41 por mil; y murieron 8.250.000 personas,
con una tasa de mortalidad de 6,4 por mil. A lo largo del año aumentaron
7.740.000 personas, con un crecimiento vegetativo de 6,01 por mil.
La política de planificación familiar aplicada durante largos
años ha obtenido resultados notables. En Shanghai, la mayor ciudad
de China, el crecimiento demográfico ha sido negativo durante 10
años consecutivos. En 2003, la tasa de natalidad de esta urbe fue
de sólo 4,26 por mil, con un crecimiento vegetativo de -3,29 por
mil.
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