R: Siendo China un gran país agrícola, la inversión en la agricultura siempre ha ocupado una alta proporción en los gastos fiscales del Gobierno Central. En el lustro que va de 2000 a 2004, según estadísticas, los fondos de la Hacienda estatal para apoyar la agricultura aumentaron de 257.316 millones de yuanes (8,27 yuanes equivalen a un dólar americano) a 398.376 millones, con un crecimiento anual medio de 13,7% y equivaliendo a un promedio de 15,87% en el total de gastos fiscales del país. Además, después de los largos años de apoyo de la agricultura a la industria, la realimentación de ésta a aquélla y la de la Hacienda al campesinado han devenido un viraje necesario.
Los fondos referidos paran principalmente en los siguientes aspectos: primero, la Hacienda estatal concede subsidios mediante la transferencia de pagos especiales a las provincias, regiones autónomas y municipios bajo jurisdicción central para compensar sus ingresos fiscales reducidos después de la exención total o parcial del impuesto a la agricultura (ganadería) en gran medida en todo el país; segundo, se continúa dando subsidios directos a los cultivadores de cereales y se les aumentan los subsidios a la siembra de especies mejoradas y a la compras de máquinas y aperos agrícolas; tercero, a través de la transferencia de pagos se bonifica y subsidia a los principales distritos productores de cereales conforme a su superficie sembrada, rendimiento y cantidad de cereales comerciables; y cuarto, junto con seguir llevando a buen término la construcción de infraestructuras de servicio hidráulico grandes y medianas para las tierras de cultivo, se crean fondos especiales para el subsidio a la construcción de infraestructuras similares de tamaño pequeño, con el fin de apoyar a las familias campesinas que prestan trabajo o trabajador a este empeño.
La reforma para convertir las tarifas en impuestos en el campo es un cambio profundo en los ámbitos económico y social de las zonas rurales. En el campo chino los impuestos y tarifas son un sistema muy complejo, y entre ellos se cuentan principalmente el impuesto agrícola, el impuesto adicional, el impuesto a productos especiales, el impuesto por cabeza de ganado sacrificada, la recolección del fondo educacional y las tarifas administrativas locales. Las estadísticas muestran que tan sólo las tarifas decididas por el Estado para cobrar a los campesinos suman hasta 99, además de otros 43 renglones que les exigen contribuir con dinero, materiales y trabajo. Por lo tanto, una medida importante para profundizar la conversión de las tarifas en impuestos en el campo consiste precisamente en eliminar gradualmente aquellos impuestos y tarifas que no deben gravar sobre los campesinos y crear condiciones para unificar paso a paso el sistema tributario en la ciudad y el campo.
A partir de 2004, China ha comenzado a rebajar la tasa del impuesto agrícola, en más de un punto porcentual por año. Hasta la fecha, 26 provincias, regiones autónomas y municipios bajo jurisdicción central han anunciado la no recaudación de este impuesto. De acuerdo con el cálculo preliminar, los campesinos de todo el país se aliviarán por ello de una carga superior a los 20.000 millones de yuanes. Para el 2006 se abolirá por completo el impuesto agrícola, y los campesinos chinos dirán adiós por siempre a este gravamen obligatorio que ha perdurado por miles de años.
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