Los años 90: Los bares en las ciudades
En los años noventa, los bailes al estilo occidental, los karaokes y los cines que proyectaban películas de Hong Kong y Europa se hicieron muy populares como nueva forma de entretenimiento nocturno para los jóvenes.
"Los estudiantes bailaban en el centro del comedor mientras que los trabajadores más veteranos les gritaban a través del barullo que cuidaran sus modales”. Es una de las escenas descritas por Wang Meng en una de sus historias ambientada en la Universidad de Beijing a finales de los ochenta. En los noventa, muchas universidades ya estaban organizando cursos de baile y las fiestas se convirtieron en el acontecimiento más importante para hacer amistades. También había salas de baile donde era necesario pagar para entrar, pero fueron sustituidas por discotecas gradualmente a finales de los noventa.
La vida nocturna en Sanlitun
El surgimiento de los bares fue el gran acontecimiento de la vida nocturna en los noventa. Después de que China adoptara la política de reforma y apertura económica, el café y el vino extranjero empezaron a importarse a la China continental a través de Hong Kong, al principio a las grandes ciudades como Beijing, Shanghai y Guangzhou, que tenían comunidades más numerosas de extranjeros y hombres de negocios de Hong Kong. Beber vino se convirtió en una nueva moda. “Sanlitun era el símbolo de la vida nocturna de Beijing en los noventa. Era una señal para que Beijing se sacudiera la rigidez que le proporcionaba ser la antigua capital imperial y demostrara poseer el dinamismo de una ciudad cosmopolita”, dice Zhang Yiwu, profesor de la Universidad de Beijing. La calle de bares de Sanlitun, en el este de la ciudad, está cercana al distrito de las embajadas, una zona que también tiene una alta concentración de empresas extranjeras.
A principios de los noventa, un grupo de bares aparecieron cerca de la Universidad de Fudan, en el extreme norte oriental de la ciudad de Shaghai, convirtiéndose rápidamente en una conocida zona de vanguardia artística y musical. Las paredes mostraban exóticas pinturas y grafittis dejados por los clientes, y en el aire vibraba la música rock. En los fines de semana, los estudiantes extranjeros a menudo ofrecían actuaciones. Estos bares eran baratos, por lo que atraían a muchos estudiantes además de a amantes de la música. Los bares dedicados al jazz, que también aparecieron en la ciudad, recordaban por su estilo y decoración al Shanghai de los años treinta y cuarenta.
A finales del siglo XX, los bares adoptaron otras funciones. Se convirtieron en lugares donde escuchar música, ver películas, leer, bailar y jugar, e incluso en improvisadas galerías de arte.
Durante la pasada década, la vida nocturna de los chinos ha mantenido la variedad y el dinamismo. Las óperas y dramas tradicionales han declinado en número, pero las representaciones se siguen haciendo. Los cines intentan por todos los medios despegar al público de los televisores, y se han creado nuevos dramas, música y danza modernos. Los grandes bailes han prácticamente desaparecido, pero bailar se ha convertido en una forma común de ejercicio callejero, mientras que las discotecas continúan haciendo negocio. Las librerías, restaurantes y comercios han prolongado sus horarios laborales y ya no cierran sus puertas, como antes, a las seis de la tarde. Por otro lado, las sesiones de cine al aire libre continúan celebrándose ocasionalmente, para los nostálgicos, en algunas ciudades y pueblos sin coste alguno. Y, desde hace relativamente poco, los bares que ofrecen conexión a Internet y juegos en línea son la nueva moda entre los jóvenes.