Anna Mae He (al frente y a la izquiera) con su madre Luo Qin y sus dos hermanos Andy y Avita.

Anna Mae He, cuya custodia fue una publicitada batalla de siete largos años en los Estados Unidos, ha pasado un difícil primer año de adaptación tras su vuelta del país americano a la tierra de sus ancestros.

Desde que llegó a China en febrero del pasado año, la niña de once años ha tenido que superar la traumática experiencia de un cambio radical de vida, que debe sumarse a la ya complicada situación generada por el divorcio de sus padres biológicos, He Shaoqiang y Luo Qin.

Poco después del nacimiento de Anna Mae en los Estados Unidos, el matrimonio empezó a pasar por ciertas dificultades económicas y legales, y como resultado dieron a la niña en adopción de forma temporal a una pareja estadounidense, Jerry y Louise Baker, que cuidó de la niña durante ocho años.

Los Baker intentaron adoptar definitivamente a la niña, a pesar de las objeciones de los padres biológicos, hasta que en julio de 2007 éstos consiguieron recuperar la custodia legal de su hija. El padre de Anna Mae volvió finalmente a China con su familia, compuesta por la madre y otros dos niños además de Anna Mae, en febrero del pasado año, después de que su visado de estudiante caducara y los trámites de la custodia se hubieran solucionado.

Unos meses más tarde, las incesantes discusiones entre la pareja llevaron a la familia a separarse, y la esposa se llevó secretamente a sus tres hijos a su ciudad natal, Chongqing. En diciembre, la pareja se divorció, y desde entonces los tres niños viven en un colegio y sólo vuelven a casa durante los fines de semana.

El cambio ha sido difícil para Anna Mae, a la que no le gusta la comida china y le resulta difícil hablar el mandarín. Habla siempre en inglés con otros miembros de su familia, y se mantiene silenciosa mientras está en el colegio bilingüe al que asiste y en el que ha sido retrasada un año debido a su insuficiente mandarín.