Todavía era célibe cuando tenía veintiocho años. Le apareció una oportunidad dramáticamente ese mismo año, 1993, cuando tuvo lugar el concurso Señorita Beijing en la capital china, con la condición de que las aspirantes fuesen solteras. Gracias a su espíritu de profesional independiente, destacó de entre tantas beldades fuertemente empolvadas y vestidas de gala. Aprobó la primera prueba, la primera evaluación de la segunda prueba, la segunda evaluación de esta prueba, las pruebas semifinales y las finales. Las pruebas incluyeron los ensayos de vestido normal, vestido de natación y vestido de noche y también la demostración de habilidades especiales y respuestas a preguntas para la prueba de inteligencia. Pasaron a la segunda prueba para la segunda evaluación de la segunda prueba 88 concursantes, disminuyeron a 30 para las semifinales, y por último quedaron solamente diez para las finales, con la competencia en inteligencia, don personal, apariencia y postura, para disputar los primeros tres puestos y siete medallas de pruebas independientes. Trátese de cualquier rueda de pruebas, Bian se portaba y hablaba con naturalidad, decencia y relajamiento, sin miedo a la cámara o el micrófono. Como desenlace, Bian, número 26, salió en tercer puesto.