A la mayoría de los niños les gusta un gatito o perrito. Sin embargo, un niño kampucheano tiene una mascota particular: una serpiente pitón de casi cinco metros de largo. Lo que es aún más sorprendente es el hecho de que ellos ya han vivido juntos durante siete años.

Este niño, de siete años de edad, vive en una aldea situada a una distancia de 50 kilómetros de Phnom Penh, capital de Camboya, y su buen amigo es un pitón femenino de 4,8 metros de largo y 120 kilogramos de peso. Los aldeanos llaman al pitón “Buena Suerte”.

“Buena Suerte” vino a la casa del niño en 2000, cuando éste sólo teñía tres meses. El padre del niño devolvió al pitón al bosque tres veces, pero sin saber por qué, el pitón volvía al niño cada vez. Con el paso del tiempo, los aldeanos aceptaron al pitón gradualmente, considerando que tenía sentimientos del hombre, era capaz de curar enfermedades y podía traerles buena suerte. A medida que pasa el tiempo, al niño también le gusta cada día más el pitón, e incluso rechaza a dormir cuando “Buena Suerte” no está a su lado. Él expresó que: “Buena Suerte” es como mi hermana.