En el lago de la Hacienda se cultivaba una vasta extensión de lotos, por lo que no resultaba difícil recoger el rocío necesario. A propósito dijo en su poema: “El lago está cubierto por una gran extensión de flores de loto; el rocío brilla sobre las hojas verdes; lo colecciono para hacer una taza de té; nada mejor que eso para agradarme”.
Después de abdicar el trono, Qian Long escogió el Salón de Tranquilidad del Palacio de Invierno como su lugar especial para saborear el té. Acompañado por el té pasó el resto de la vida.