Por su parte, las naciones latinoamericanas también planean y desarrollan positivamente las relaciones estratégicas a largo plazo con China. Brasil presentó la “agenda china”, Chile elaboró el “plan de políticas sobre China” y México estableció el “Grupo de Trabajo sobre China”, todos los cuales consideran a la potencia asiática como un factor externo importante para estimular su crecimiento económico y reducir el impacto de la crisis.
En el aspecto empresarial, ambas partes accionan positivamente y discuten los medios para afrontar la crisis. El pasado 25 de noviembre, la III Cumbre Empresarial China-América Latina se celebró en la capital colombiana, Bogotá, bajo el lema “Reforzando la Confianza para Vencer la Crisis e Impulsando el Desarrollo Conjunto de China y América Latina”. Más de 700 empresarios chinos y latinoamericanos participaron en el foro, discutieron sobre cómo afrontar la crisis financiera y la promoción de la liberalización comercial, y negociaron proyectos concretos.
En el aspecto cultural, ambas partes refuerzan los intercambios, y el Instituto Confucio desarrolla vigorosamente su presencia en América Latina, desde el norte hacia el sur. México es el primer país latinoamericano en establecer el Instituto Confucio, y hasta ahora ya cuenta con cinco sedes. El 5 de mayo de 2009, el segundo Instituto Confucio de Chile se creó en la Universidad Católica. El 27 de mayo, en la Universidad de Buenos Aires de Argentina se estableció el primer Instituto Confucio del país sudamericano. El 7 de agosto, Costa Rica contó con el primer centro en la región centroamericana. Brasil y Cuba crearon sus primeros Institutos Confucio en las Universidades de Brasilia y de la Habana el 20 de agosto y 30 de noviembre, respectivamente. Hasta hoy día, se han establecido más de 10 Institutos Confucio en América Latina, lo cual, además de manifestar que el pueblo latinoamericano quiere conocer la cultura china, desempeña un rol positivo para los intercambios culturales.
En otros aspectos no gubernamentales, a través de los contactos e intercambios, ambas partes intercambiaron opiniones. A medida de que distintas delegaciones chinas visitan América Latina y las empresas chinas entran en el mercado latinoamericano, las familias de la región tienen acceso a productos chinos de buena calidad y a bajo precio y por eso el pueblo latinoamericano empieza a cambiar sus opinión sobre China. A su juicio, China ya no es un país atrasado y lejano en el otro lado del Pacífico, sino que es un país moderno y cercano, que puede competir con las naciones desarrolladas. Los productos chinos ya no son de mala calidad, sino de buena calidad y a precios asequibles.
China, desde la insignificancia, se ha convertido en un motor esencial para el crecimiento económico de América Latina, cuyo modo merece es modelo y referencia. Según las encuestas llevadas a cabo en los últimos años, el pueblo latinoamericano ya conoce a China al nivel de los países desarrollados, como EE.UU., Japón, Francia y España. En 2009, crecen notablemente los reportajes sobre China en los medios de comunicación latinoamericanos, tanto periódicos, televisión y radio como Internet, algunos de los cuales, incluso realizaron temas especiales sobre el desarrollo económico de China y el 60º aniversario de la fundación de República Popular. México y Ecuador establecieron el “Centro de Investigación de China” y Costa Rica construyó el “Barrio Chino”, que ocupa una superficie de 8.300 metros cuadrados en la capital costarricense, San José. Todos estos países ponen sus miradas en Oriente, esperando fortalecer sus relaciones con el país asiático.
Finalmente, ante la crisis financiera global y el profundo cambio del sistema internacional, China y América Latina han fomentado la coordinación y cooperación en los asuntos internacionales. China, Brasil, México y Argentina son grandes países emergentes en vías de desarrollo, que tienen un amplio consenso en muchos asuntos internacionales y regionales. Además de responder, entender y prestar atención a sus intereses propios, en los temas globales, como la crisis financiera, la reforma del sistema financiero internacional, la reforma de la ONU, el reinicio de las negociaciones de la Ronda de Doha, el cambio climático, el fortalecimiento de la cooperación entre las naciones en vías de desarrollo, ambas partes, dentro del marco del G20, 8+5, APC y “Bric” (Brasil, Rusia, la India y China), han reforzado los contactos e intercambios, coordinando las posiciones de los países en vías de desarrollo y salvaguardado sus intereses. La cooperación china-latinoamericana está pasando del nivel bilateral al multilateral, y del regional al mundial.
