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El comportamiento de los países europeos en la Cumbre de Copenhague Exclusiva
Agregar a favoritos | Imprimir | e-mail | Corregir   13:22 22-12-2009 / spanish.china.org.cn
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(Por Shen Xiaoquan, investigador y editor del Centro de Investigación de Problemas Internacionales de la Agencia Xinhua)

 

Tras dos semanas de tensas discusiones, la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático se clausuró el pasado día 19 con la firma del Acuerdo de Copenhague, un documento que sin obligatoriedad jurídica. Durante las negociaciones, los países europeos tuvieron una actitud extraña, ya que, siendo participantes de las negociaciones, intentaron desempeñar el papel de mediadores de las mismas, y, aunque pertenecen al grupo de los países occidentales desarrollados, se comportaron como portavoces de los países en vías de desarrollo. Por otro lado, estos países, que han sido los principales emisores de gases de efecto invernadero, se convirtieron durante la cumbre en “pioneros” en la lucha contra el cambio climático. Los países europeos deben asumir su responsabilidad ineludible sobre el resultado alcanzado en esta conferencia, que no ha sido el esperado.

 

La iniciativa europea ante el problema del cambio climático

 

La Revolución Industrial trajo a Europa una prosperidad a largo plazo que, sin embargo, ha tenido también una influencia negativa al generar, durante el proceso de producción, una gran cantidad de oxigeno carbónico que se libera a la atmósfera con consecuencias cada día más graves. A este respecto, Europa no puede cambiar ya lo hecho, pero sí que ha decidido tomar medidas para pasar de la pasividad a la lucha activa.

Así, en marzo del año pasado, la Unión Europea prometió reducir para 2020 la emisión de los gases de efecto invernadero en un 20% con respecto a los niveles de 1990, elevar en un 20% la proporción del consumo de las energías limpias en el consumo energético global y rebajar en un 20% el consumo de las energías procedentes de combustibles fósiles. Además, la UE planteó también ofrecer anualmente, durante el periodo 2013-2020, apoyo financiero por valor de entre 2.000 y 15.000 millones de euros destinados a la lucha contra el cambio climático en los países en vías de desarrollo. La actitud de la Unión Europea es ciertamente por completo diferente a la de Estados Unidos, que rechazó firmar el Protocolo de Kyoto y retrasó lo más posible fijar metas concretas sobre la reducción de las emisiones. El 11 de diciembre de 2009, la Cumbre de los Dirigentes de la Unión Europea tomó la decisión de asignar, de 2010 a 2012, 7.200 millones de euros para ayudar a los países en vías de desarrollo a reducir la emisión de gases de efecto invernadero hasta en un 30%. Se debe valorar positivamente esta decisión, aunque todavía resulte insuficiente.

 

Los intentos de dividir a los países en vías de desarrollo

 

Entre los países que participaron en la Conferencia de Copenhague, la mayoría fueron países en vías de desarrollo. Por eso, Europa hizo todo lo posible para no quedarse aislada, y decidió tomar la iniciativa.

El hecho de que la conferencia se celebrara en la capital de Dinamarca dio naturalmente ciertas ventajas a Europa. Al principio, Dinamarca intentó orientar el rumbo de las negociaciones y pretendió que los países participantes discutieran un protocolo previamente elaborado, lo que provocó numerosas críticas.

Además, se desarrolló una gran actividad diplomática en torno al medio ambiente entre los países europeos. Un mes antes de la inauguración de la conferencia, por ejemplo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, firmó con Brasil un documento que sellaba la cooperación entre ambos países en el llamado “Eje Francia-Brasil”. Posteriormente, Sarkozy asistió a una Cumbre entre los Países Amazónicos y Francia, en la que se discutió el tema de la protección del río Amazonas. Francia y Reino Unido, por otro lado, plantearon conjuntamente la idea de establecer un fondo mundial en materia de protección medioambiental de 30.000 millones de dólares, con el propósito de ayudar a los países pobres a combatir el cambio climático. A comienzos de diciembre, Francia propuso ante Ban Ki-moon, el actual Secretario General de la ONU, la idea de establecer la “Organización Mundial del Medio Ambiente” y un impuesto conjunto sobre el comercio financiero internacional, el cual se destinaría a fomentar el desarrollo sostenible. Además, Sarkozy tuvo conversaciones también con dirigentes de países latinoamericanos y africanos, proponiendo ofrecerles apoyo en materia de protección medioambiental. Al parecer, el presidente francés desea convertirse en portavoz y protector de los países del tercer mundo.

La Unión Europea, por su parte, define a los países objeto de su apoyo, como los “países más pobres, más pequeños y más débiles”, de lo que se desprende que su propósito es diferenciar entre los países en vías de desarrollo y países pobres a la hora de conceder sus subvenciones.

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22-12-2009 , spanish.china.org.cn
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