El arte de crear pinturas de caramelo es muy conocido en China, y aún hoy trae la animación a muchas ferias de los poblados de Sichuan, de donde es originario, y donde la gente se suele reunir alrededor de los vendedores ambulantes para contemplar sus creaciones. Puede ser de dos tipos, plano o tridimensional, y se lo conoce popularmente como figura de azúcar, torta de azúcar o sombra de lámpara de azúcar.
La historia de este arte comestible y difícilmente conservable, que se ha transmitido de generación en generación durante centenares de años, se remonta a la dinastía Tang. Aunque no se trata de un arte tan fácil de rastrear ni bien conservado en los palacios, también refleja muy bien la cultura china. Es un proceso que requiere de mucha habilidad, y normalmente los vendedores más diestros son capaces de crear miles de imágenes, desde los tradicionales motivos de animales hasta personajes de las Aventuras del Rey Mono y de El Romance de los Tres Reinos, así como otros cuadros más modernos, como avionetas, buques o imágenes de dibujos animados que tienen gran acogida entre los niños.
Como hemos dicho, es en Sichuan, especialmente en los poblados y aldeas del oeste de la región, donde más a menudo se pueden ver los puestos en los que se venden este tipo de cuadros, y que consisten normalmente en un simple mostrador de madera cuadrado con una tabla de mármol pulida encima y dos platos de madera cuadrados del mismo tamaño situados a izquierda y derecha del mismo. En uno de los platos se dibujan las diversas figuras que el artesano puede elaborar en una ruleta que cuenta con una flecha de bambú. Los niños, principales compradores, pagan dos yuanes para hacer girar la flecha de bambú, y se elige la figura que se va a elaborar según el lugar a dónde apunte la flecha. La suerte tiene mucho que ver con este arte popular, y puesto que todos prefieren conseguir animales más grandes, como el dragón o el fénix, pero estas figuras salen elegidas muy pocas veces, si en alguna ocasión la flecha apunta a alguna de ellas la multitud romperá en vítores, lo que anima considerablemente el ambiente.
